En Madrid, con distintas sedes repartidas para la comodidad de sus pacientes, se encuentran las residencias de ancianos Albertia, una de las más conocidas y pudiera afirmarse que una de las líderes de un sector que cada vez ha visto incrementar más su demanda, por muchas situaciones sociales, económicas y de la vida misma.
Partiendo desde sus servicios, de los mejores y más competitivos bajo cualquier óptica que se mire, se pueden establecer algunos parámetros para definir y diferenciar a las mejores residencias de ancianos, facilitando la decisión de las personas que requieran utilizar sus servicios.
Atención centrada en los pacientes
Ir a una residencia de ancianos nunca debe suponer un cambio drástico y duro para la forma de vida de los ancianos. De hecho, siempre debe intentarse que sea todo lo contrario, que no se note demasiado el cambio y que puedan seguir desarrollando sus actividades de la misma manera que siempre.
Una de las metodologías que triunfa en la actualidad es la de Atención Integral centrada en los pacientes, donde se busca la máxima satisfacción personal y emocional de cada uno de los ancianos, desde el respeto de sus libertades, toma de decisiones, gustos, historias de vida y actividades habituales, hasta el fomento de rutinas de vida saludables y activas que le permitan seguir desarrollando su estado físico y mental desde las capacidades y realidades de cada uno de ellos.
Todos los cuidados necesarios
Para garantizar la vida saludable de los ancianos, los mejores centros o residencias de ancianos tienen en común una especialización de servicios y atenciones que no tiene comparación.
Tal es el caso de la salud, contando con especialistas dentro de los recintos para atender las emergencias que puedan existir y, sobre todo, para brindar tranquilidad en todo momento tanto a los pacientes como a sus familiares, desde médicos hasta psicólogos.
También es el caso de la alimentación, ya que si por algo destacan los centros de ancianos de alta calidad es por manejar todo el sistema de alimentación de forma autónoma, permitiéndose de esta manera adaptar cada uno de los menúes a las dietas de cada paciente, a las necesidades calóricas y hasta a las preferencias de alimentación de acuerdo a su historia de vida.
Metodologías cada vez más eficaces
La imagen de las residencias de ancianos que se asemejan más a hospitales que a casas vacacionales ha quedado obsoleta, ya que hoy se procura que los ancianos sientan plenitud espiritual, mental, emocional y física dentro de estos centros, y eso solo es posible cuando perciben a la residencia como una casa cómoda, donde se sienten atendidos, pero no invadidos, donde las actividades, la diversión y el fenómeno de compartir y tener alguien siempre con quien conversar, no escasean.
Además de eso, se priorizan aquellas metodologías que brinden autonomía a los ancianos y que, también, eliminen total o parcialmente la necesidad de utilizar tratamientos farmacológicos. En esa dirección, una de las formas de atención profesionales relacionadas con las residencias de ancianos es la de las TNF o Terapias No Farmacológicas, que si bien no impide la utilización de fármacos, prioriza todas aquellas terapias que permitan a las personas sentirse en plenitud física, de salud y mental sin necesidad de depender de medicamentos o tratamientos, que aparte de costosos pueden tener secuelas para el desarrollo y la energía de los pacientes.
La felicidad no tiene por qué ser esquiva para los pacientes dentro de un centro de ancianos. De hecho, si por algo destacan las mejores residencias es por mantener servicios, atenciones, metodologías y una constante innovación para garantizar tal estado de felicidad en los pacientes, de modo que nunca se sientan privados de nada u obligados a estar en algún lugar.