Cada año grandes compañías hacen uso de campañas motivadoras para dar a conocer de esta manera que el ser humano es quien ha sido partícipe principal de los daños ambientales y que han sido un potente veneno que fatalmente ha ido asesinando el medio marino.
Estudios indican que la flotación de los barcos son invadidos rápidamente por muchos organismos que los anglosajones llaman como “fouling”. Primero llegan a la superficie del casco las bacterias marinas formando una capa transparente, pero que puede sentirse al tacto ya se muestra pegadiza, indicando que el “terreno” se encuentra preparado para ser invadido por otra capa de organismos.
Siendo el momento perfecto para que diminutas algas diatomeas que se alimente de la capa bacteriana y envuelva el casco con ese tono característico de verdín. La zona se encuentra preparada para que se ubiquen las poblaciones de protozoos y al mismo tiempo funciona de alimentación para otros tipos de micro capas de crustáceos que van quedando fijadas a las capas anteriores.
Finalmente, podemos encontrar un “ecosistema” de alrededor de 4.000 formas de vida diferentes fijadas en los cascos de los arcos, como los exclusivos mejillones, caracoles y otras especies de moluscos.
Resistencia hidrodinámica
Las diferentes formas de vida y en específico los bultos de las conchas dejada por los moluscos, crean un importante frote que llega a disminuir hasta un 30% la velocidad de la embarcación del mismo modo que el consumo.
Gracias a esto se diseñaron pinturas con cierto grado de toxicidad, pero que es capaz de envenenar y acabar con aquellas especies que pudieran adherirse a la superficie pintada. Esta novedosa pintura es diseñada a través de compuestos que son altamente tóxicos para cualquier ser vivo en el mar. De esta manera se logró que los cascos persistieran limpios hasta un largo tiempo, debido a que la pintura se va desintegrando poco a poco, y ese proceso de disolución es lo que termina matando nuestros mares.
Daño acumulativo
El veneno no se puede destruir, por lo que pasa al agua de los océanos lentamente, dejando un nivel de contaminación marino que nunca parara de ascender. Dando como resultado la intoxicación de los peces que son consumidos por otros peces más grandes que a su vez depositan esas toxinas en sus tejidos y que puede llegar al consumo humano.
Siendo esto una ironía, ya que nosotros mismo nos estamos envenenando con nuestros propios venenos.
Aunque estudios indica que el efecto no es de forma inmediata, pero si puede desarrollar tumores malignos que terminan en cáncer y otras enfermedades que ni los mismos doctores no saben explicar por qué surgió.