Las albóndigas son una preparación internacional y dependiendo del lugar varían sus ingredientes y cocción. Las albóndigas se consumen de muchas formas, guisadas, a la plancha, horneadas, hervidas, rebosadas y fritas. Las deliciosas albóndigas caseras son el delirio de los chicos y la remembranza de los adultos; lo mejor es que son muy fáciles de hacer. Y si te sobran algunas las dejas enfriar, las guardas en un envase o bolsa hermética y las congelas; y eso sí que ahorra tiempo.
Las albóndigas tienen origen kurdo y fecha de nacimiento por allá por el siglo VII y que invento tan bueno han resultado. Tradicionalmente, se elaboran con carne picada de res, a la cual se le añade especias y huevo.
También existen albóndigas de cerdo, pescado o pollo que son muy sabrosas. Generalmente, las albóndigas fritas se sirven como bocadillos y se acompañan con una buena porción de salsa kétchup o mostaza que realzan su sabor. Aprovecha nuestro paso a paso y lúcete.
Deliciosas albóndigas caseras
La preparación de las albóndigas caseras es muy fácil y si hay contigo algunos chicos; aprovéchalos para que te ayuden y se diviertan un montón. Los pequeños y jovencitos son unos expertos en darles forma a las albóndigas y divertirse a lo grande con cosas sencillas; así podrás compartir un rato agradable y aprovechar de unir lazos conversando relajada e interesadamente en diversos temas.
Ingredientes para 4 raciones
800g de carne de res picada
1 cebolla mediana
1 taza de miga de pan remojada en leche y escurrida
2 dientes de ajo grandes
½ cucharadita de pimienta negra recién molida
1 cucharada de perejil fresco picadito
Sal al gusto
1 taza de harina
2 huevos grandes
250g de pan rallado
Aceite suficiente para freír
Preparación de las deliciosas albóndigas caseras
En un bol grande añade la carne picada, la miga de pan hidratada en leche y escurrida, la sal, la pimienta y el perejil; mezcla todos los ingredientes muy bien para que los sabores y aromas se integren.
Ahora, pica la cebolla en brunoise y maja los ajos hasta obtener una pasta. En una sartén a fuego medio agrega un poco de aceite y sofríe ambos ingredientes entre 3 y 5 minutos. Retira la sartén del fuego y deja enfriar un poco; luego agrega el sofrito a la mezcla de carne y remueve para amalgamar todos los ingredientes.
Comienza a darle forma a las albóndigas según el tamaño y la forma que desees, hasta terminar toda la mezcla. Generalmente, el tamaño de las albóndigas es como el de una pelotita de golf.
Dispón en un plato la harina, en otro los huevos batidos con pizca de sal y pimienta; en otro plato el pan rallado. Seguidamente, pasa cada albóndiga por la harina y sacude el exceso, luego por el huevo, de último por el pan rallado.
Cuando tengas todas las albóndigas formadas y si tienes tiempo extra, un truco infalible es refrigerarlas por 1 hora; de esta forma la harina y el pan rallado absorben la humedad y al freírlas las albóndigas quedan crujientes por fuera y muy jugosas por dentro.
Al momento de freírlas calienta suficiente aceite en una cazuela y fríelas en pocas cantidades a la vez. Cuando estén doraditas retíralas y colócalas en papel de cocina absorbente para retirar el exceso de grasa.
Presentación
Si deseas servir las deliciosas albóndigas caseras como un aperitivo, dispónlas en una bandeja con 1 porción de salsa kétchup; otra porción de mostaza y varios palillos o mondadientes.
También, puedes convertir estas albóndigas en un primer plato acompañándolas de una ensalada mixta y una porción de puré de patatas. Y buen provecho!