El próximo martes 22 de marzo se celebra el Día Mundial del Agua. La conmemoración tiene como objetivo concienciar sobre la importancia de este elemento de la naturaleza, un recurso fundamental para la vida de todos los seres vivos. La relación del ser humano con el agua es evidente, ya que nuestro cuerpo está formado en su mayor parte por agua, de ahí la importancia de mantenernos hidratados. Aunque el porcentaje de agua varía en función de factores como la edad o el sexo, normalmente representa el 60% del peso corporal. Gracias a su presencia, el cuerpo humano puede llevar a cabo la gran mayoría de las funciones vitales. De esta forma, no es de extrañar que la dependencia de ella como fuente de vida cree una profunda conexión biológica entre nuestro cerebro y la visión o el sonido del agua.
Vivimos en un mundo con un ritmo de vida acelerado. La prisa se ha impuesto como estilo de vida, lo que hace que las personas tengan que convivir también con el estrés. A esto hay que sumarle la pandemia de Covid-19, que ha aumentado considerablemente los niveles de estrés y ansiedad en los últimos años. Cada vez más personas tienen que combatir este conjunto de reacciones fisiológicas, principalmente en las grandes ciudades. Muchas personas pasan por alto el poder del agua, que tiene propiedades relajantes. El poder relajante del agua ayuda a mejorar nuestro bienestar, al mismo tiempo que favorece el equilibrio emocional. El cerebro humano está programado para reaccionar positivamente al agua, ya que, como hemos comentado anteriormente, existe una profunda conexión biológica entre nuestro cerebro y la visión o el sonido del agua.
Consejos para mejorar tu bienestar físico y mental con el agua
El simple hecho de beber más agua puede mejorar la salud física y mental en más formas de las que puede imaginar. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda beber entre 1,5 y 2 litros de agua al día. Mantener un nivel de hidratación estable y adecuado es absolutamente fundamental por muchas razones: para regular la temperatura corporal, mantener las articulaciones lubricadas, prevenir infecciones, suministrar nutrientes a las células y mantener los órganos funcionando correctamente. Además, también mejora la calidad del sueño y el estado de ánimo.
Ducharse a diario es una de las formas más sencillas para mejorar el estado de ánimo y la salud mental. No existe nada más relajante y reconfortante que una ducha de agua caliente al final del día. Una ducha caliente es un sedante natural que ayuda a calmar el cuerpo y la mente, generando equilibrio y bienestar inmediato. Esto se debe a que ayuda a reducir el estrés, alivia la tensión acumulada y relaja los músculos. Dependiendo de la ducha que tu cuerpo necesite, también puedes recurrir a una ducha de agua fría, que mejora la circulación sanguínea, aporta energía y ayuda a la recuperación muscular. Ambas tienen beneficios que te ayudarán a optimizar tu estado físico y anímico. Lo más recomendable es optar por una o por otra en función del efecto que busquemos en ese momento.