Cada día estamos más concienciados con el cuidado de nuestra salud. Los productos ecológicos, el ejercicio físico o el interés por el yoga y la meditación son una muestra. En esta buena dinámica que estamos adquiriendo no deberíamos olvidarnos de adquirir también buenos hábitos para nuestra salud auditiva ¿Y por qué deberíamos hacerlo? Porque los reproductores de sonido (con sus auriculares cada vez más sofisticados), el tráfico en las ciudades y otros factores de ruido están afectando a nuestros oídos.
Por eso es aconsejable acudir a realizarte un chequeo a un centro auditivo en Córdoba, o en tu ciudad más cercana, donde podrás confirmar tu salud auditiva mediante algunas pruebas y así localizar a tiempo cualquier alerta a la que tengamos que atender antes de que se convierta en un problema mayor.
Si notas que a veces te falla el oído, plantéate que quizás puede haber algo más. La pérdida auditiva es algo más común de lo que parece. Es aconsejable seguir unas buenas prácticas como limpiar los oídos con frecuencia, moderar el volumen de los auriculares y evitar en la medida de lo posible los ambientes con mucho ruido.
Lo mejor es seguir las pautas de un especialista
Para reducir el efecto negativo de los reproductores de música los expertos aconsejan utilizar los auriculares de diadema, con reductor de ruido y que el volumen no exceda de un 60% de su capacidad.
Bien utilizados son una innovación electrónica que ha llegado para hacernos la vida más cómoda, pero no hay que abusar de su uso, porque sobre todo entre el sector más joven pueden estar causando estragos que pasarán factura en los próximos años. Los daños dependen de la intensidad y del tiempo de exposición.
La exposición continua a un volumen elevado lesiona las células ciliadas internas, lo cual afecta a nuestra sensación de escuchar bien. Por tanto, los daños causados por un volumen excesivo pueden provocar una pérdida auditiva precoz.
Pero es que el exceso de ruido no afecta solo al oído, sino que en una exposición constante daña nuestra salud manifestándose en insomnio, irritabilidad, cefaleas, estrés o síntomas depresivos, ya que excita las neuronas del sistema nervioso, provocando esa sensación de ansiedad.
Las ciudades tampoco ayudan
No somos conscientes del ruido que soportamos a diario, los que vivimos en las ciudades, hasta que no pasamos algún tiempo en una zona rural. Cuántas veces habremos escuchado aquello de “qué paz se respira aquí”, pues esa paz es la ausencia de ruido. En la mayoría de las ciudades estamos expuestos a una cantidad de decibelios por encima de lo que la Organización Mundial de la Salud considera saludable. Según algunos estudios, España, por cierto, se sitúa como uno de los países más ruidosos del mundo.
¿Cuándo salta la alarma?
Si se tiene la sensación de escuchar zumbidos sin causa aparente, se tiene ligero dolor en los oídos o la impresión de que no escuchamos del todo bien cuando nos hablan, debemos considerar el ir a visitar un especialista lo antes posible. Hay que ser consciente de que al igual que acudimos al médico por otras dolencias, el oído también merece que se le dé importancia.
Además, hay que ser solidario y evitar ruidos innecesarios que afecten al resto, tanto en el coche como en el hogar, en especial en determinadas franjas horarias en las que hay que respetar el descanso, y aquí entran en juego el volumen de la televisión o la música, el ruido de los zapatos o el de nuestras conversaciones en tono elevado, entre otros. Cubrir el suelo con alfombras reduce la molesta incidencia sobre nuestros vecinos. Y dormir con tapones, por ejemplo, puede ser una ayuda para conciliar un sueño de mayor calidad y evitar escuchar ciertos ruidos elevados o molestos.