La vinculación de España con los caballos se remonta a siglos de tradición y a un binomio perfecto entre la pureza de la raza, y la relación entre equinos y la propia historia nacional. Hay que destacar que los PRE son el resultado de la crianza de los caballos andaluces con unas características propias, en las que destacan su belleza y su ligereza, pero a la par, la robustez del cuello y una estampa elegante
La Pura Raza Española (PRE) de caballos es reconocida a nivel internacional, además son ejemplares muy apreciados en los entornos equinos de todos los rincones del mundo. Desde que en el S. XVI, durante el reinado de Felipe II, se unificaron las características propias de la raza española, también lo hicieron los criterios de crianza y protección de los mismos. Por ese motivo, el Ejército ha sido, históricamente, uno de los grandes valedores del mantenimiento de su pureza.
Sin lugar a dudas, los caballos en España son animales apreciados y, en la actualidad, siguen siendo utilizados diariamente para labores civiles y militares, así como deportivas. Todo ello genera un gran interés en los mercados y, por ende, existe la necesidad de proteger la PRE, tarea de la que se encarga la Real Asociación Nacional de Criadores de Caballos de Pura Raza Española (ANCCE). Debido a la gran afición que existe por el mundo equino entre el público español, son muchas las yeguadas especializadas en la cría de los mejores ejemplares, que pueden alcanzar cifras de venta en el mercado verdaderamente elevadas.
Hablar de caballos españoles es hacerlo de una raza campeona olímpica en varias ocasiones, así como de diferentes torneos de equitación y mundiales específicos, lo que denota la naturaleza competitiva del caballo PRE y la belleza de su figura como razón de ser respecto a la adaptación de la complexión necesaria para competir.
Por todo ello, la crianza del Pura Raza Española tiene unos cánones muy marcados, y existen verdaderas estirpes genealógicas de belleza y empaque, que embelesan a los amantes de estos animales. En España, además, la vinculación con los caballos es estrecha, de ahí que se celebren ferias internacionales, exhibiciones, competiciones, e incluso que existan organismos oficiales para proteger y promocionar la crianza de dichos equinos.
Cómo crear una buena estirpe de PRE
Existen muchos inversores que deciden apostar por la cría y venta de caballos de Pura Raza Española. Por eso, la primera tarea es encontrar yeguas en venta que tengan la homologación PRE, ya que serán las encargadas de perpetuar la especie. Existe, sin duda, una red de yeguadas a lo largo y ancho del país, que ofrecen ejemplares de primer nivel. Por supuesto, los precios de venta de estas yeguas pueden variar por diferentes factores, como por ejemplo, la estirpe de la que proceden, el pedigrí, la edad, así como la capacidad de cría que se le asocia. Todos estos factores determinarán el precio final de la venta, no obstante, según datos del mercado, la media oscila entre los 5.000 y los 10.000 euros, aunque todo es muy relativo, por supuesto, depende de otros muchos factores subjetivos respecto a cada ejemplar.
¿Qué diferencia a un PRE del resto de razas?
Lógicamente, el canon de belleza de los caballos de Pura Raza Española debe cumplir con una serie de premisas, por cuanto más se acerque el ejemplar a cada una de ellas, más apreciado será en el mercado y mayor valor tendrá. Por destacar algunas de ellas, a un PRE se le presupone que tiene una cabeza mediana y muy proporcionada respecto a las facciones, como ojos y orejas, que también son de tamaño medio. Al mismo tiempo, poseen un tronco proporcionado y robusto, tiene cierta anchura y presenta una leve curvatura. Cuando un PRE camina o cabalga, da la sensación de agilidad y elegancia, ya que son caballos con personalidad pero con gran nobleza.
En definitiva, son ejemplares de excelsa belleza, que son utilizados a menudo, tanto para maniobras militares, como de otros Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, y por deportistas y competidores, haciendo de los PRE una de las razas predilectas a nivel internacional, razón por la que el mercado y su crianza están muy regulados, con el objetivo de salvaguardar sus virtudes y, sobre todo, hacerlas valer.