El medioambiental ha dejado una situación de parálisis a la espera de lo que se proponga a la Cumbre del Clima de Glasgow (COP26). Se considera que la crisis climática, la crisis de contaminación y la crisis de la biodiversidad se ha hecho persisten desde la pandemia y las agrupaciones de los importantes gases de efecto invernadero que siguen incrementando, por lo que el mundo sigue lastimosamente fuera de ruta en el desempeño y cumplimiento del Acuerdo de París.
El informe de la ONU, más actual, indica que las emisiones globales aún «deben minimizarse en un 45% para este 2030 con relación a los niveles de 2010 y conseguir emisiones netas cero para la fecha del 2050», ha quedado plasmada en políticas y acciones concretas que deporten concluyentemente los combustibles fósiles que es visto como quimera.
Contribuciones Determinadas
Hasta ahora, los últimos reajuste presentado en las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC), que son las disminuciones de las emisiones de gases de efecto invernadero pronosticadas por los países, han sido mostradas por 113 partes que comprenden cerca del 59% de los infrascritos del Acuerdo de París e incorporan el 49% de las emisiones internacionales de gases de efecto invernadero (GEI), por lo que se pronostica un incremento notable de las emisiones globales de GEI para el 2030 en relación con 2010, deduciendo que un 16% ha presentado cambios. Este desarrollo motivado con relación a la negativa de potencias altamente contaminantes como Rusia, Australia o Turquía a presentar proyectos de neutralidad climática, logra ubicarnos en un mundo que gira con una temperatura media que incrementara cerca 2,7 °C para finales de siglo.
Contribuciones establecidas a nivel nacional
Se considera que las emisiones de gases de efecto invernadero es la causa principal del cambio climático.
Asimismo, la biodiversidad está bajando y los ecosistemas terrestres se encuentran degradándose a un ritmo muy alarmante.
Por ejemplo en los océanos, hay áreas marinas protegidas que han visto cambio incrementando significativamente su último lustro, el avance se ha detenido el pasado año y los espacios muertos del océano donde las zonas de agua que tienen poco oxígeno para mantener la vida marina incrementaron cerca de 400 en 2008 alrededor de 700», por lo tanto, en los ecosistemas terrestres, la degradación, deforestación de la tierra y el alto tráfico de vida silvestre (entre otros inconvenientes) han amenazado cerca del 28% de las especies que se encuentran en peligro de extinción y de la misma forma que en el océano, las motivaciones para proteger las zonas de biodiversidad se han detenido.
Estudios indican que entre 2000 y 2020, se ha perdido alrededor de 100 millones de hectáreas en espacios forestales.