Desde el punto de vista financiero, y a pesar de que a veces hablamos de “el TAE y el TIN”, realmente lo correcto es decir “la TAE y el TIN”; ya que se trata, en el caso de la primera, de la “tasa anual equivalente o efectiva; es el tipo de interés que indica el coste o rendimiento efectivo de un préstamo en porcentaje del capital prestado.
Además, incluye el coste del interés aplicado al préstamo, el plazo de la operación y otras comisiones y gastos asociados directamente al mismo. En palabras más sencillas, la TAE es un indicador que nos permite realizar comparaciones entre diferentes préstamos de diferentes bancos.
Por otro lado, el TIN es el tipo de interés nominal; es el porcentaje fijo que se pacta como concepto de pago por el dinero prestado; es decir, la remuneración que exigirá el prestamista como contraprestación por ceder parte de su capital de forma temporal, y renunciar a su utilización por un período de tiempo determinado.
Datos que Debemos Saber de la TAE y del TIN
Las entidades bancarias españolas ofrecen a sus usuarios préstamos personales, donde el interés que aparece reflejado es el del TIN, por ser más reducido que la TAE y, por tanto, más atractivo a los ojos de cualquier posible cliente. Sin embargo, este indicador no es efectivo para comparar con otros préstamos; por lo que es necesario calcular la TAE, teniendo en cuenta que esta tasa es un dato que las entidades bancarias deben proporcionar.
Dado que el cálculo de la TAE puede resultar demasiado complejo, es preferible utilizar alguna de las calculadoras del cálculo de TAE existentes en la plataforma digital (internet) para tal fin. En resumen, tanto la TAE como el TIN son indicadores muy importantes al valorar si las condiciones de un préstamo son atractivas o no; y al decidir entre varias opciones disponibles.
Es por ello que la TAE se calcula de acuerdo con una fórmula matemática normalizada; esta tiene en cuenta el tipo de interés nominal de la operación, la frecuencia de los pagos (mensuales, trimestrales, semestrales o anual), las comisiones bancarias por cancelación o amortización, y los gastos de la operación. Además, habrá que tener en cuenta si hay otros gastos como, por ejemplo, la comisión de apertura.
En el caso de préstamos hipotecarios, la TAE no incluye el cálculo del coste efectivo de algunos conceptos; tales como: gastos de notario, o los que pueda evitar en uso de las facultades del contrato, gastos que han de abonarse a terceros, o gastos por seguros u otros productos vinculados al crédito.
En España, la legislación bancaria obliga a las entidades financieras a informar a los clientes y a hacer constar la TAE en distintos lugares; como en los contratos, en la información previa a la contratación y en la publicidad de sus productos, entre otros.
¿Qué es más Importante Para el Cliente, la TAE o el TIN?
La TAE es un indicador muy útil para que los usuarios sepan si el crédito hipotecario que les está ofreciendo su banco tiene buenas condiciones o no, y comparar las ofertas que hay en el mercado.
Mientras que el TIN es un indicador informativo, que en realidad no le sirve de mucho al cliente; ya que hay datos incluidos en la TAE, como comisiones, plazos, entre otros, que le aportan una visión más holística y clara de cuánto aporta una inversión o cuánto nos cuesta un crédito. Por lo tanto, para el cliente es más importante sacar el porcentaje de la TAE, sin menospreciar el porcentaje del TIN, claro está.
Un aspecto importante a tener en cuenta es que la diferencia del porcentaje entre la TAE y el TIN suele ser mayor en los préstamos personales que en los préstamos hipotecarios.