La crisis sanitaria global originada por la Covid-19 está poniendo en jaque a todos los sectores de la economía. Desde los más tradicionales como las peluquerías de barrio hasta otros más modernos como la publicidad en Google. Otros, como el sector alimentario o de los descuentos de pagarés pueden verse claramente beneficiados.
En medio de esta situación, y para ayudar a paliar los efectos en los países de la zona euro, surgió el debate de qué tipos de ayuda deberían ofrecerse a los afectados. El más candente, sin duda, fue sobre la aprobación -o no- de los llamados coronabonos.
Los coronabonos serían títulos de deuda común europea respaldados por los 19 países del euro de forma solidaria, es decir, que el riesgo es compartido o mutualizado por todos ellos. Esto haría que el tipo de interés al que se emite sea más bajo y que no aumente la deuda pública de cada país.
Países a favor y en contra
Los países más endeudados y afectados por la Covid-19 son los que se muestran a favor de la emisión de estos bonos. Un total de nueve países ya han apoyado su creación: España, Italia, Francia, Portugal, Irlanda, Grecia, Luxemburgo, Bélgica y Eslovenia. Por otro lado, los países de la Liga Hanseática, encabezados por Holanda, Alemania, Austria y Finlandia, están en contra.
El primer ministro portugués, António Costa, ha sido el más claro en su defensa de los coronabonos. En una de sus comparecencias telemáticas aseguró que hay que dar una respuesta común a un problema común porque “el coronavirus no conoce de fronteras”.
Además, recriminó a Wopke Hoestra, ministro de Finanzas holandés, sus declaraciones y las calificó de “repugnantes”.
El MEDE como solución
Una de las alternativas que se manejaba era el acceso al mecanismo europeo de estabilidad (MEDE), que puede emitir bonos de características similares y capacidad para prestar hasta 410.000 millones de euros.
Sin embargo, acceder a esa financiación trae consigo un problema para el país que la recibe. Los beneficiarios que reciben ese dinero deben aplicar un programa de recortes y austeridad, algo que no encaja con las medidas que han de tomar los países para reforzar su economía actualmente.
Lo que se debatió en las interminables reuniones del Eurogrupo era que el MEDE realizara los préstamos sin condiciones y a cero intereses a los países solicitantes.
Así, bajo, esta premisa se llegó a un acuerdo el pasado nueve de abril. La Unión Europea destinará 500.000 millones de euros en créditos a todos aquellos países que lo necesiten, siempre y cuando la ayuda se destine a gastos sanitarios derivados de la pandemia. Según se indica, el único requisito es utilizar esta línea de crédito “para financiar internamente los costes relacionados directa o indirectamente con la atención médica, prevención o cura debido a la crisis de la Covid-19”.