Entre las preocupaciones de una persona endeudada no solo se encuentra tener que saldar sus deudas sino también que acaben embargando su casa, su coche o dinero de sus cuentas. Habitualmente, cuando una persona incurre en impago, los bancos y financieras llevan a cabo una serie de acciones con el fin de cobrar. Aunque es cierto que algunas entidades están dispuestas a renegociar la deuda, lo más común es que la reclamen por la vía judicial, algo que puede acabar con la ejecución forzosa de los bienes y patrimonio del deudor.
Sin embargo, cuando las deudas se convierten en una pesada carga financiera, la Ley Segunda Oportunidad se erige como una esperanza para quienes se encuentran atrapados en una situación de embargo inminente. Este mecanismo ha abierto un camino para que las personas físicas puedan conseguir la suspensión de embargos a la vez que buscan la cancelación de sus deudas, brindándoles así la posibilidad de empezar de nuevo.
Esta Ley entró en vigor en España en 2015 y está diseñada para dar una nueva oportunidad a las personas endeudadas, otorgándoles el derecho de liberarse de sus deudas cuando no puedan pagarlas. Ahora bien, para cancelar deudas a través de este mecanismo legal serán necesarios reunir una serie de requisitos como estar en situación de insolvencia actual o inminente, tener al menos dos acreedores, haber actuado de buena fe o no haber incurrido en delitos socioeconómicos, entre otros.
Si se cumplen estas condiciones, es interesante saber que según la Ley 15/2015 y el Real Decreto de modificación 2/2020, durante el proceso de cancelación, los bienes del deudor estarán protegidos de embargos. Es decir, se paraliza cualquier ejecución en curso y se prohíbe iniciar embargos.
Cuando se solicita la Segunda Oportunidad ante Notario o en el Registro Mercantil, las entidades no podrán embargar ningún bien, aunque lo intenten a través de los tribunales de justicia. Con la solicitud del procedimiento, se suspende automáticamente cualquier embargo en trámite.
Esta detención y prohibición de embargos se debe a que solo benefician a los bancos y prestamistas que reclaman una deuda impagada. Por su parte, la Ley de la Segunda Oportunidad trata de hallar una solución justa para ambas partes. Es por ello que los embargos contradicen la intención de ésta ley.
La suspensión de los embargos se mantiene durante todo el procedimiento hasta su finalización. En función del resultado del concurso, el deudor podrá quedar exonerado del pago o haber acordado mantener su vivienda comprometiéndose a cumplir un plan de pagos. Por lo tanto, si la persona cumple con el plan de pagos diseñado por el juez, no habrá que temer por el embargo.
En este sentido, es crucial saber dónde solicitar la Ley Segunda Oportunidad y apoyarse en abogados especialistas que ayuden a actuar de manera ágil y en función del caso. Cada vez son más los españoles endeudados que logran mantener su vivienda y otras propiedades gracias a la solicitud de este procedimiento.