Se trata de llevar a cabo un trabajo de clarividencia y esta labor se puede realizar sin gabinete y a través de una llamada telefónica. La consulta es tratada con discreción y seriedad, porque la vidente considera que la persona que solicita ayuda tiene problemas y le urge resolverlos.
Una mente para el buen servicio
Los videntes requieren de un proceso de concentración en el que encuentren la quietud mental, y esto sólo lo pueden hallar en un lugar tranquilo, que irradie paz y armonía. Una vez que se concilia la disposición para que las videncias acudan y señalen sus mensajes, el vidente habrá entrado en un estado especial.
En caso contrario, de realizarse la consulta en un sitio ruidoso y con interrupciones, los resultados tienden a no ser fiables. Por eso, la importancia de una vidente sin gabinete, se trata de una persona cualificada y con facultades innatas que atiende desde la quietud de su casa, de manera directa y sin un conjunto de personas que hagan el trabajo por ella.
Generalmente, los videntes obtienen sus dones de manera natural, nacen con ellos o es la herencia de un entorno familiar que se ha dedicado a esto. En todo caso parece ser el destino el que se ocupa de orientar a la persona hacia este oficio.
Sin embargo, muchos videntes reconocen que este trabajo no se aprende. ¿Quién enseña a otro a ser clarividente? Nadie. Se adquieren destrezas en el arte de echar las cartas y a entender lo que muestran sus signos y símbolos. De igual modo pasa con las runas o la numerología.
Según sus propios testimonios, siempre pueden ser abordados de forma cotidiana por comunicaciones poco comunes y en forma de imágenes que le señalan algunas notificaciones.
Las preocupaciones de los consultantes
La facultad que demuestra una vidente radica en canalizar las energías y conectar con las necesidades de aquella persona que consulta, de manera que busca despejar sus dudas y dar con una salida a los problemas que presenta.
Normalmente las inquietudes de quien hace la llamada giran sobre amor, trabajo, negocios y todo lo que le preocupa, y de lo que casi siempre quieren liberarse, para estar en paz.
Otro de los temas que exponen los consultantes tiene que ver con la situación económica. Es una de las inquietudes más constantes y que los videntes intentan descifrar, de acuerdo a las formulaciones obtenidas de las cartas, runa o de la numerología, según el caso.
Los asuntos relativos a la salud no son tratados, se mantienen reservas sobre este aspecto por lo delicado y comprometedor que puede ser cualquier pronóstico al respecto.
Los videntes, al concentrarse y conectarse con la energía que les devela el futuro, obtienen información que, guste o no, a la persona que los consulta, se ven obligados a transmitir con detalles. Esta atención es personal y sin gabinete, y está disponible durante las 24 horas.
De un sexto sentido
El don de la videncia se puede emparentar con una especie de sexto sentido, debido a que se perciben y presienten fenómenos extrasensoriales. Es posible que éstos sucedan o estén por suceder, pero lo más sorprendente es que ellos tienen la posibilidad de captar algo que acontece tras una llamada telefónica que se realiza desde un lugar distante.
Este sexto sentido lo puede tener cualquier persona, pero hay quienes nacen con él y lo desarrollan y exponen para el beneficio de los demás. El tarot, la numerología o las runas, por su parte, son instrumentos que funcionan para esclarecer la situación y prepararse para realizar la conexión con el futuro. Sin charlas que distraigan, la vidente va directa al grano, apartando todo tipo de comentario que le desvíe.
Fundamentalmente, la condición de la clarividente es lo que permite avanzar en el contacto y vislumbrar lo que informa el futuro del consultante. Una vidente que trabaja con sinceridad y seriedad tiene la ventaja de que su trabajo será recomendado.