Son muchas las ventajas de estudiar un curso escolar en el extranjero, y a los recelos normales de los progenitores ante esta idea hay que sumar todas las ventajas que supone hacerlo para los jóvenes. Por ejemplo, un año escolar en Canadá, proporciona la experiencia de estudiar en uno de los países más seguros del mundo.
El gobierno de Canadá lleva veinte años realizando una gran inmersión en su sistema educativo y lo hace por una razón, el de elevar la calidad de su enseñanza contando con la integración de estudiantes de otros países en sus aulas. Lo mismo ocurre en Estados Unidos donde se puede estudiar en un colegio público subvencionado, algo que se lleva haciendo desde 1884 donde los alumnos asisten a un high school público y conviven con familias anfitrionas subvencionadas.
El curso escolar en Estados Unidos es uno de los más demandados por las familias españolas al que se puede acceder con solo tener un nivel intermedio de inglés, con un expediente académico adecuado y aceptando las normas de comportamiento quienes tengan de 14 a 18 años. En el caso de Canadá, la franja de edad se amplía de los 11 a los 19.
Ventajas principales de estudiar en el extranjero
Las ventajas de las que gozan los alumnos que viven esta experiencia no son sólo académicas sino también personales, aunque se trate de una decisión complicada para los padres que deberán vivir con un hijo lejos de casa. Los jóvenes se integran en un sistema escolar distinto y cómo a edades tempranas se cuenta con una gran cantidad de adaptación y este es un valor que les servirá durante toda su vida, al cabo de poco tiempo ya están inmersos de lleno en las rutinas del nuevo centro educativo.
Los estándares de calidad de la enseñanza tanto en EEUU como en Canadá son muy altos, de modo que se les está ofreciendo a los chicos la posibilidad de alcanzar nuevas metas. Al mismo tiempo harán inmersión en un idioma nuevo y siempre necesario para el desempeño de su vida profesional. El hecho de que en la actualidad saber inglés a la perfección sea una condición imprescindible para alcanzar cualquier trabajo es otra de las ventajas.
Estudiando en el extranjero los chicos mejoran su autonomía y abren su mente a nuevos horizontes culturales con las riquezas que esto conlleva, ya que es aquí donde se asientan valores como la tolerancia y el respeto.
Está claro que las nuevas empresas precisan personal capaz de hacer frente a las adversidades, capaz de decidir y responsabilizarse y esto es algo que se aprende con la experiencia. Al ser la adolescencia una etapa llena de inseguridades, el hecho de estudiar en otro país hace que se puedan descubrir mejor a sí mismos e incluso reforzar los lazos de cariño con los padres y el entorno al poder comparar el afecto y el confort con el que vivían en casa.
Cursos de verano para niños para dar el primer paso
Los que no están dispuestos a dar este paso pueden empezar proponiendo a sus hijos un curso de verano para niños en los que los más pequeños de la casa, inmersos en actividades lúdicas aprenden de igual forma estos valores, lo que les hacen ser más independientes y abrir la mente.
Se trata de un tipo de decisión que se debe de realizar consensuando con el joven y a través de profesionales avezados a hacerlo, que son los que conocen las características de cada escuela y de cada país. Lo que está claro es que el 99% de los que han estudiado en el extranjero volverían a hacerlo. El grado de satisfacción es alto y más alto, cuentan, el impacto que la experiencia les ha supuesto en su vida madura tanto en lo personal como en lo laboral.