Reformar una terraza es una excelente manera de añadir valor, confort y funcionalidad a cualquier vivienda o espacio comercial. No se trata solo de cambiar el suelo o renovar el mobiliario; una reforma bien planificada permite transformar una terraza en un área útil durante todo el año. Pero, cometer errores por falta de planificación ocasiona gastos innecesarios, soluciones poco duraderas o espacios que no cumplen con las expectativas. Aun así, no te preocupes, puedes evitarlo con un checklist claro que te diga por dónde iniciar para tener resultados eficientes. ¡Esto es lo que necesitas!
Evalúa el uso que le darás al espacio
Antes de elegir materiales, colores o estructuras, lo más importante es tener claro cómo se usará la terraza. No es lo mismo diseñar una zona de relax con tumbonas y plantas que crear un comedor exterior, un espacio de trabajo o una sala multiusos. Cuando el uso está bien definido, es más fácil tomar decisiones técnicas: por ejemplo, qué tipo de protección solar se necesita, si se requiere mobiliario fijo o móvil, y qué tipo de iluminación conviene instalar. Este enfoque optimiza el presupuesto y evita cambios innecesarios durante la obra.
Analiza la orientación y el clima
La orientación de la terraza tiene un impacto directo en su habitabilidad. Una terraza orientada al sur o al oeste recibe mayor exposición solar y, por lo tanto, necesita soluciones que controlen el calor en verano. Por el contrario, si se encuentra al norte, podría requerir protección contra el viento o el frío. Además, es clave considerar el clima general de la zona: humedad, lluvias, nieve o calor extremo deterioran ciertos materiales más rápido que otros. Adaptar la reforma al entorno garantiza una mayor durabilidad y disminuye los costes de mantenimiento a futuro.
Define el presupuesto desde el principio
Uno de los errores más comunes al reformar una terraza es comenzar sin un presupuesto claro. Esto no solo genera gastos imprevistos, sino que muchas veces obliga a hacer recortes de última hora que afectan la calidad del resultado. Al establecer un rango de inversión desde el inicio, se prioriza en qué áreas conviene invertir más: pavimento, techado, cerramiento terraza, iluminación, etc. Incluso, agiliza comparar opciones y negociar mejor con proveedores y profesionales.
Elige materiales resistentes y fáciles de mantener
En una terraza, los materiales están expuestos al sol, la lluvia, los cambios de temperatura y la suciedad ambiental. Por eso, es preciso elegir superficies que sean tanto estéticas como funcionales. Para suelos, las opciones más duraderas incluyen cerámica antideslizante, maderas tratadas para exteriores o composite (una mezcla de madera reciclada y resinas). En revestimientos verticales y techos, conviene elegir acabados impermeables y resistentes al sol. Asimismo, no hay que olvidar la importancia del mobiliario: mesas, sillas o sofás deben ser resistentes al agua y fáciles de limpiar. Lo mismo aplica para textiles como cojines o cortinas.
Planifica la iluminación y la conexión eléctrica
Otro aspecto que no se debe pasar por alto es la iluminación. Reformar una terraza implica pensar en cómo se usará de noche o en días nublados. La luz cálida, indirecta y bien distribuida puede cambiar por completo la atmósfera del lugar.
Igualmente, si se instalarán equipos eléctricos como calefactores, altavoces, neveras portátiles o cargadores, es fundamental prever puntos de conexión seguros y protegidos contra la humedad. Hacer esta planificación desde el inicio evita cables visibles o instalaciones improvisadas que afectan la estética y la seguridad.