Kazajstán y Uzbekistán, los países elegidos para el estreno de esta semana, confirman la importancia de Asia Central para Pekín
Xi Jinping se va al extranjero. Lo que alguna vez habría sido una noticia trivial, esta vez causó sensación. Después de todo, el presidente de China no ha realizado un viaje internacional desde el comienzo de la pandemia. Por mucho que sea un posible signo de un cambio en la política de Covid cero, al menos en el frente diplomático, la primera vez que Xi sale de China continental después de casi mil días ha provocado un debate sobre el destino elegido. Kazajstán y Uzbekistán, los países elegidos para el debut de esta semana, confirman la importancia de Asia Central para China, en un momento de realineamiento de fuerzas en la competencia geopolítica con Occidente.
La primera escala de Xi tiene un significado especial para el presidente. Fue en Kazajstán donde hace nueve años anunció el lanzamiento de la iniciativa “Belt and Road”, el ambicioso proyecto de infraestructura global conocido como la “nueva ruta de la seda”. En los últimos años ha perdido el aliento y ha desaparecido de los discursos de Xi. La iniciativa sigue viva en la estrategia china, pero ha habido algunos ajustes. Para evitar sospechas de neocolonialismo con peculiaridades chinas, el nombre utilizado ha sido «Cooperación de la Franja y la Ruta».
La acción global ha ganado un hermano. Desde el año pasado, el plan más impulsado por Beijing ha sido la Iniciativa de Desarrollo Global, en apoyo a la recuperación del mundo pospandemia. Más de 50 países se unieron, mientras que la falta de claridad sobre los verdaderos objetivos de China dejó fuera a muchos.
En Kazajistán y Uzbekistán, autocracias simpatizantes de Beijing, Xi puede esperar un ambiente libre de hostilidad para relanzar la nueva ruta de la seda en su lugar de origen como un activo de Beijing. Sobre todo, la hoja de ruta muestra la importancia de Eurasia como plataforma para la política exterior china.
La etapa más esperada del viaje será en Uzbekistán, cuando Xi asistirá a la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) el jueves. Allí se espera que tenga su primera reunión cara a cara con el presidente ruso, Vladimir Putin, desde que ambos reafirmaron su asociación bilateral poco antes de la invasión de Ucrania. El interés común en el evento es fortalecer la alineación, junto con otros miembros de la OCS. Pero la invasión rusa de Ucrania crea una molestia. Los países de Asia Central temen correr la misma suerte y ven el acercamiento con China como un posible seguro contra la injerencia rusa.