Sentir ansiedad, de forma muy ocasional, no es un problema. De hecho, es algo que todos experimentamos en algunos momentos, pero cuando se torna algo recurrente y cada vez más presente en el día a día, hasta el punto de paralizarnos, debemos buscar ayuda.
En este sentido, hoy en día contamos con múltiples opciones, incluso podemos hablar con psicólogos por videollamada y así, no interrumpir de forma abrupta todas las actividades y responsabilidades que tenemos en el día a día. Es una opción que está al alcance de la mano y que es ampliamente recomendable utilizar cuando sentimos que perdemos el control y entramos en una espiral de nerviosismo, tristeza, miedo y paralización.
Principales indicadores de ansiedad
Cuando una persona sufre de ansiedad de forma recurrente, puede afectar seriamente su calidad de vida. Por eso es un tema que no se debe subestimar y resulta muy importante buscar ayuda profesional para entender y superar esa situación.
A continuación compartimos contigo algunos indicadores que suelen estar presentes en un cuadro de ansiedad, pero recuerda, tener algunos no necesariamente significa que sufras de ello, por lo que lo más recomendable, tengas o no estos indicadores, es buscar ayuda cuando más lo necesitas:
Peligro inminente
Una de las sensaciones más características que suelen desarrollar las personas con ansiedad es la de peligro inminente. Suelen mostrarse nerviosos de forma constante, tensos y agitados. Es común que tengan un sentimiento de catástrofe inminente, su mente empieza a elaborar los peores escenarios posibles, lo que puede llegar a ser sumamente incapacitante.
Síntomas físicos
Cuando una persona sufre de ansiedad, los síntomas no solo se desarrollan en su mente, sino también de forma física. En este sentido, es considerablemente común que tengan aumento del ritmo cardíaco, hiperventilan, tiemblen y comiencen a sudar excesivamente, aún cuando la temperatura del lugar no sea muy alta. También suelen sentirse cansados, sin energía y desarrollar dolores de cabeza.
Problemas para concentrarse y dormir
La mente de la persona que sufre ansiedad no para nunca de crear esos escenarios catastróficos, lo que puede llegar a resultar sumamente agotador. En este sentido, es normal que les cueste conciliar el sueño porque no se relajan y no logran desconectar de esos pensamientos intrusivos.
La falta de sueño y descanso, aunado al constante pensamiento, también se traduce en menos concentración. Es por ello que las personas ansiosas comienzan a rendir mucho menos en sus trabajos y estudios, incluso les cuesta concentrarse en actividades de entretenimiento que antes solían disfrutar.
Evitar situaciones
La ansiedad no llega de un minuto a otro, sino que va apareciendo poco a poco. Es por ello que las personas que comienzan a padecer, hacen lo posible por evitar situaciones que consideren peligrosas, aunque no sean tales. De allí que la socialización comienza a reducirse, así como también hacer actividades que antes disfrutaban.
Trastornos de conducta que se generan por ansiedad
El origen de la ansiedad en una persona es muy variable. Por eso es tan importante contar con especialistas en el área de la psicología para que puedan indagar hasta conseguir la causa y en función de ello trabajar de forma activa para controlar nuestra mente y no al contrario. Sin embargo, más allá del origen, la ansiedad puede derivar en muchos problemas de salud y de conductas contraproducentes para la persona que la padece. A continuación compartimos algunas de las más destacadas:
- Ansiedad generalizada: preocupación por eventos o actividades, incluso rutinarios.
- Agorafobia: evitar situaciones en las que te sientas atrapado, avergonzado o indefenso.
- Trastorno de pánico: problemas para respirar, sensación de catástrofe inminente, dolor en el pecho e incluso sensación de muerte inminente.
- Ansiedad social: esta ansiedad implica altos niveles de rechazo a situaciones de índole social por miedo al rechazo, vergüenza y preocupación de ser juzgado de forma negativa por los demás.
Además de las anteriores, también puede aparecer mutismo selectivo, trastorno de ansiedad por separación, fobias específicas, entre muchos otros. De allí la importancia de no subestimar la ansiedad y buscar ayuda antes de que derive en un problema de conducta mucho más grave.