Las humedades en la casa o en los lugares de trabajo no son buenas compañeras, ya que al problema estético que suponen, con manchas en las paredes, destrozo de las pinturas o estropicio de maderas y vigas, se une algo aún más importante: los problemas de salud que acarrea, sobre todo de tipo respiratorio: asma, bronquitis, alergias, etc.
Contar con un deshumidificador es una alternativa muy aceptable para conseguir eliminar las humedades de los hogares u oficinas. Estos aparatos atrapan la humedad ambiental y la recogen en un depósito para evitar que esta se propague y acabe estropeando paredes y muebles, y lo más importante, evitando que acabe siendo perniciosa para la salud.
A veces no se sufren de humedades en la casa, solo en alguna estancia concreta. Suele ser el caso de los cuartos de baño, que son habitaciones habitualmente muy pequeñas, y sin apenas ventilación, donde la humedad se condensa muy fácilmente y se queda atrapada entre los muros de techos y paredes. En los baños es ideal optar por colocar un humidificador pequeño para baño que solventará el problema con eficacia.
Pero no hay que confundir un humidificador con un purificador de aire, porque, si bien ambos mejoran la calidad del aire, no son lo mismo. Entre las diferencias que existen entre uno y otro, las más destacables son que cada aparato realiza una función diferente: uno se encarga de limpiar el aire de impurezas y agentes contaminantes, mientras que el otro sirve para reducir la humedad ambiental.
Cómo funcionan cada uno
Precisamente porque sirven para dar soluciones a problemas diferentes, no se deben confundir. Dependiendo del tipo de problema que se tenga en casa, será mejor usar uno u otro. O, en algunos casos, los dos.
Purificador de aire
El purificador de aire cuenta con una serie de filtros en su interior que se encargan de filtrar el aire de una habitación para eliminar los contaminantes que pueda haber suspendidos en el ambiente, y lo devuelve a la habitación purificado. Puede tener diferentes tipos de filtro (HEPA o de carbón activado), pero en ningún caso reducirá ni controlará los niveles de humedad. Si se desea tener un ambiente limpio y saludable en casa o la oficina, usar un purificador de aire es una opción muy recomendable, ya que no ocupan demasiado espacio y pueden ayudar a controlar las alergias, a mejorar el estado de personas que padecen asma o problemas respiratorios, y en términos generales, limpiarán el aire de polvo y otros contaminantes microscópicos.
Deshumidificador
Sin embargo, la función del deshumidificador, como su propio nombre indica, consiste en retirar el exceso de humedad. Lo normal es que el nivel medio del aire esté por debajo del 50 por ciento de humedad. Para ello estos aparatos cuentan con un humidistato para controlar los niveles de humedad de la zona en la que está colocado. Su funcionamiento es algo más complicado, ya que debe recoger el aire de la habitación, filtrarlo, pasarlo por un condensador para que la humedad se condense en un depósito y calentar de nuevo el aire para devolverlo a la estancia.
En el caso de los baños, estos aparatos son muy aconsejables, ya que reducirán considerablemente la sensación de humedad y su desagradable olor. Son ideales para eliminar esporas de moho, limita el crecimiento de alérgenos que se desarrollan por la humedad, y, además, es un aparato que requiere de poco mantenimiento.