Hace más de una década tuvo lugar la expedición en Malaspina que causo una inmensa preocupación por la cantidad de registros científicos presentados sobre los microorganismos del mar, los abismos oceánicos, en sí a todo el ecosistema marino.
Esta expedición duró cerca de 8 meses, fue llevada a cabo a bordo de dos barcos de investigación perteneciente al CSIC viajaron por todos los océanos del mundo para tomar un total de 200.000 muestras de microorganismos, estas muestras varían desde las profundidades abisales hasta la superficie marina, realizando tomas de aire y agua. Se hallaron diferentes elementos enzimáticos, como agentes contaminantes, y especies de vida abisales que hasta ese momento eran desconocidas.
Los barcos de investigación oceanográfica llamados “Hespérides” y “Sarmiento de Gamboa”, que son parte de la Armada Española, caminaron alrededor de 50.000 millas marinas por todo el mundo. Los dos buques siguieron rutas diferentes navegando el Atlántico y por todo el Pacífico. El proyecto sufragado por la Fundación BBVA y el CSIC dieron grandes frutos en el laboratorio y ha recibido la ayuda de 700 profesionales, donde 400 científicos continúan hoy en día las muestras obtenidas, investigando y procesando todo lo hallado.
Es posible que este nuevo estudio necesite de otros diez años para estudiar la gran cantidad de registros y muestras coleccionadas, y que en la actualidad se siguen tomando debido al radio boyas que quedaron flotando en los océanos, y que cada diez días pueden enviar información a través de un enlace satelital sobre la salinidad y temperatura desde las aguas superficiales y de las que quedaron posicionadas a unos 2000 metros de profundidad. Una parte de las muestras conseguidas han sido congeladas para un estudio futuro.
Conclusiones muy relevantes
Las conclusiones principales de la expedición corroborar que el mar se encuentra ya recalentado. Se han demostrado bajas en los niveles de concentración de oxígeno principalmente en las aguas tropicales y subtropicales del mundo y es efecto del incremento de la temperatura.
Igualmente, se ha mostrado que el orificio de ozono afecta directamente al plancton, apreciándose una mayor nitidez de las aguas en el Pacífico Sur, próximo a las islas Samoa, espacio donde la radiación ultravioleta tiene la capacidad de penetrar hasta uno sesenta metros de profundidad llegando a matar el plancton hallado en estas profundidades.
La expedición comprobó con tristeza como enormes cantidades de plásticos ubicados en el Atlántico Sur y partes alejadas de los más grandes continentes tienen resultados muy negativos para la vida marítima de forma general.