En la actualidad, con el ritmo de vida que conlleva una sociedad basada en el poco tiempo y muchas actividades por cumplir, el hecho de poder delegar ciertas tareas del hogar, resulta un buen negocio.
Sin embargo, hubo siempre tareas domésticas consideradas pesadas de realizar, como lavar la vajilla.Al momento de adquirir este invento que cambió la vida de muchos, lo que primero se consulta es cuanto consume de media un lavavajillas, que tipo de jabón se necesita o el precio de los futuros repuestos. Pero lo curioso e importante sería saber qué llevó a una persona a crear este electrodoméstico.
La historia del lavavajillas
En el año 1850, Joel Houghton patentó la idea de fabricar un lavavajillas. Se trataba de un modelo realizado en madera y manualmente se accionaban unos cepillos que, con el agua que circulaba, limpiaba la vajilla… aunque lamentablemente nunca se llevó a cabo… pero entonces ¿quién inventó el lavavajillas? En realidad, fue consecuencia de muchos avances que llevaron a desarrollar una idea acertada que le dio comienzo unos treinta años después…Fue recién en 1886 cuando se inventó el lavavajillas, gracias a Josephine Cochrane, una dama de la alta sociedad. Claro está que ella no lavaba la vajilla, sino el personal doméstico, pero algo la llevó a convertirse en la inventora del lavavajillas… Luego de las reuniones en donde recibían a personas de la alta sociedad a cenar en su casa, restaba la tarea tediosa de lavar todo lo que se había ensuciado. El personal de servicio asiduamente en sus actividades domesticas rompían y dañaban mucha vajilla, que cabe destacar, se trataba de piezas de porcelana china del siglo XVII. Esto generaba mucha pérdida para Josephine, y la llevó, con sus conocimientos de ingeniería y su espíritu emprendedor, a pensar un electrodoméstico que cambiaría la vida de todos.No resulta raro que haya sido una mujer la que haya desarrollado esta idea y no sea un inventor del lavavajillas. Esto se debió a que Josephine se crio junto a un ingeniero hidráulico que le inculcó el interés por la ingeniería y la mecánica. Sin ir más lejos Cochrane era nieta de John Fitch, quien inventó el barco a vapor.Josephine decidió diseñar una máquina que se encargara de lavar su cristalería y porcelana, sin ponerla en riesgo.Para ello, dispuso una rueda con una serie de compartimentos con cables dentro de una caldera. Los platos, utensilios y vasos se disponían bien sujetos, y la rueda se movía gracias a la fuerza de un motor. Por las mangueras circulaba el agua con jabón… de esa manera se dio el primer lavado del lavavajillas Cochrane.En 1893 el aparato tuvo gran éxito en la Exposición Internacional de Chicago ganando el premio al mejor invento, y de a poco el proyecto comenzó a estar en boca de todos, hasta incorporarse primeramente en los hoteles.
Un nuevo siglo
Ya comenzado el siglo XX, el funcionamiento del lavavajillas tan eficaz y rápido, fue multiplicado en diferentes prototipos por otras marcas, con otras características mejoradas como la calidad de los caños, de los materiales y el tipo de motor.Luego de la Segunda Guerra Mundial, la demanda cambió y el tamaño del artefacto, luego de sucesivos avances, se redujo. Además de que se volvió un electrodoméstico automático, para los años 60, fue una novedad y no podía faltar en los hogares.Actualmente, si bien no es un electrodoméstico muy accesible en lo relativo a lo económico, existen versiones ecológicas que se destacan por el consumo reducido tanto de agua como de electricidad. Los lavavajillas pueden variar desde los más básicos y pequeños que se adaptan a las necesidades de un hogar como así también los más grandes para poder satisfacer las necesidades de un restaurante.