La impresión 3D ha generado grandes expectativas desde que salió a la luz hace ya algunos años, puesto que se trata de una tecnología capaz de ayudar a la humanidad a crear productos nuevos, baratos y ecológicos. Se basa en la idea de que tanto empresas como aficionados puedan crear diseños y compartirlos con el mundo: piezas de fontanería, reparación de motores y artículos domésticos. Uno de los ejemplos más alucinantes es la impresión de edificios en 3D, algo que los líderes en innovación ya han prometido. Está claro que la impresión de componentes supone un gran impulso en la producción mundial, pero, ¿dónde se utiliza hoy día este tipo de tecnología? En este artículo encontrarás las respuestas.
Creación de circuitos
En el pasado, los circuitos eléctricos se construían a mano: diseños laboriosos, basados en una maraña de cables que había que soldar y fijar en muchos nodos diferentes. El mantenimiento de este tipo de dispositivos suponía una enorme tarea, y también lo era su construcción.
Años más tarde, los avances en el diseño de chips y en la ingeniería de circuitos nos proporcionaron la placa de circuito impreso (o PCB, por sus siglas en inglés), esas placas de circuito verdes que se encuentran en nuestros dispositivos eléctricos. Con el paso del tiempo, hemos conseguido imprimir y colocar los componentes de forma automática, ahorrándole así a los trabajadores horas y horas de trabajo manual. Diseñar una PCB es tarea fácil gracias al software, y las máquinas impresoras se encargan del resto del trabajo al imprimir esos pequeños componentes.
Informática
Los mismos principios se han aplicado a la informática, un sector en el que su abundante red de aficionados y hackers crean y rediseñan sus propios ordenadores y dispositivos. En el campo de la informática, puede resultar difícil conseguir ciertos materiales y componentes. Es preferible, por tanto, tener a mano una impresora 3D (u otro dispositivo que funcione con tecnología similar) para crear tus propios materiales.
Los avances en la impresión de componentes tan diminutos ha permitido a la gente de a pie crear ordenadores extraordinarios desde su propio garaje o salón. A partir de estas innovaciones se llegan a realizar grandes avances que se se acaban incorporando en nuestros dispositivos del día a día. Así pues, la impresión en 3D es crucial para nuestro progreso tecnológico en el campo de la informática.
Aleaciones metálicas
Otros materiales impresos tienen propósitos completamente distintos. Un ejemplo excelente lo encontramos en el cohete espacial: el motor y el tanque que lanzan cargas útiles al espacio. Hace años, estas enormes y potentes máquinas se fabricaban con cientos de componentes diferentes que debían soldarse uno a uno cuidadosamente. Hoy en día, la impresión 3D con aleaciones metálicas ha reducido ese número a tan solo un puñado.
Como resultado: mejores cohetes, más ligeros y más baratos. Por consiguiente, además, se realiza más exploración espacial, desarrollando aún más la economía basada en el espacio. Estamos siendo testigos, asimismo, de avances similares en vehículos terrestres como coches, barcos y aviones. Todos estos avances tecnológicos impulsan a la humanidad a construir mejores máquinas con menos componentes.
Casas
Como ya mencionamos, se están imprimiendo diseños que, esencialmente, construyen una casa desde cero. Se trata de una idea apasionante, dada la escasez de viviendas a la que muchos países hacen frente hoy día. Es esperanzador, también, para los países más pobres, pues una casa impresa en 3D cuesta menos dinero y tiempo. Además, puede ser financiada fácilmente por una organización de caridad.
La impresión de casas en 3D no es solo la creación de edificios en el suelo, también se imprimen y se instalan otros componentes, como tuberías, aislamiento e incluso ventanas. Por tanto, no solo es posible imprimir en 3D la estructura de una casa, también podemos crear el resto de componentes necesarios en un hogar: las instalaciones e incluso los muebles.
Ni más ni menos: he aquí cuatro razones por las que la impresión de componentes se encuentra en pleno apogeo. Una revolución que apenas acaba de empezar.