La situación es preocupante y es que los escolares con problemas visuales han aumentado desde el año 2016. Al menos así lo ha revelado el informe titulado “El estado de la salud visual infantil en España 2019. ¿Cómo ha variado desde 2016?”, elaborado por la Asociación Visión y Vida.
A la luz de los datos, parece claro que la vista de los escolares españoles con una visión inadecuada ha empeorado en los últimos años: si en 2016 uno de cada cuatro niños presentaba problemas de miopía, ahora las cifras hablan de uno de cada cinco.
Dicho estudio se ha elaborado gracias a la información que han aportado las pruebas realizadas a 7.535 alumnos de primaria procedentes de las distintas comunidades autónomas, aunque la mayoría de ellos procedían de Madrid, Andalucía y Cataluña.
Lo cierto es que los crecientes problemas visuales de la población han llevado a diversas entidades del ramo, como la ya citada Asociación Visión y Vida, a solicitar al Gobierno un plan Nacional de Salud Visual para mejorar el acceso a la información y prevención de este tipo de patologías, como ya existe en otros países con gran éxito.
Así pues, la Asociación Visión y Vida ha abierto una petición en Change.org para recabar firmas destinadas al Ministerio de Sanidad con tal de conseguir poner en marcha el citado plan, pues el 50 % de los niños que necesita gafas no las usa porque sus padres ignoran que sufren un problema ocular. En ese sentido, las asociaciones que apoyan el programa de salud ocular consideran conveniente formar a diferentes profesionales de la sanidad, en particular pediatras y médicos de familia, acerca de los síntomas que suelen acompañar las diferentes patologías y problemas oculares.
Es importante saber que el 80 % de las causas de discapacidad visual en el mundo se podrían prevenir o curar con la implantación de un adecuado programa, como ya ha recalcado en diversas ocasiones la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Una de las alteraciones más comunes en la visión de los jóvenes es la hipermetropía, un error del enfoque cuyo síntoma más habitual es una borrosa e incómoda visión de cerca. Aunque también, a partir de cierta edad, los objetos lejanos empiezan a verse con dificultad (al igual que ocurre con la miopía). “Las personas experimentan la hipermetropía en formas diferentes. Algunas pueden no presentar ningún problema con su visión, especialmente cuando son jóvenes. Otras, con hipermetropía considerable, pueden tener una visión borrosa a cualquier distancia, cerca o lejos”, explican en web de la Academia Americana de Oftalmología.
Si tiramos de datos, veremos que el rango de edad más afectado por este problema son los jóvenes entre 18 y 24 años, mientras que en las personas con más de 64 años solo encontramos un 9 % de hipermétropes. Esto puede explicarse porque a medida que el ojo crece y se alarga, la hipermetropía disminuye. Una vez superada la adolescencia y si el problema persiste, es probable que esa persona sea hipermétrope el resto de su vida, aunque por lo general su graduación se mantendrá estable.