Las escaras son bastante comunes en las personas con problemas de movilidad y en los adultos mayores. Tratar con ellas es complicado porque tienden a aparecer una y otra vez, a menos que se elimine el problema de raíz. Si bien es cierto que es posible curar las heridas, esto carece de sentido hasta que se trate con el origen.
El cojín antiescaras: la solución definitiva
Como su nombre indica, el objetivo por el que fue diseñado el cojÃn antiescaras es prevenir la aparición de las escaras. Su sistema para repartir la presión hace que no se vea afectada la circulación, por lo que la persona afectada puede sanar con el tratamiento correcto y no volver a caer en el ciclo vicioso.
Estos cojines se colocan en las superficies en las que el afectado va a estar, como medida preventiva para que la piel no se dañe. Esto es así porque los cojines reparten de manera uniforme el peso de la persona, y así no hay una presión excesiva en los puntos claves.
Permiten una mayor comodidad donde se utilicen, pero además como ya se ha destacado, su función principal se basa en absorber la presión que reciben para evitar que se formen las famosas escaras en la piel de la personas, de forma que pueda tener mayor calidad de vida.
Tipos de cojines antiescaras
El más común es el que se rellena con gel porque su superficie de hasta 4 centímetros se amolda bien al cuerpo que reciben sin llegar a deformarse prácticamente. La naturaleza del material hace que sea el tipo más recomendado para las personas con escaras que no son graves o apenas tienden a aparecer.
Por otro lado, los de material viscoelástico son extremadamente ligeros, tanto que se hacen hasta almohadas con este material. El viscoelástico tiene un efecto memoria que lo convierte en la herramienta ideal para las personas que tienen un riesgo medio de que aparezcan las escaras o si ya se ha comenzado a romper la piel. El único detalle que tienen es que deben ir sobre superficies duras para que funcionen.
Los de flotación líquida llevan en su interior cavidades por las que circula el líquido cuando una persona se sienta encima. El fluido va desde las zonas en las que se está aplicando el peso hasta las que sufren menos la presión, de manera que se compense y así se evite la aparición de las escaras. Los de aire funcionan de una forma similar, y estos últimos son los que deben usar las personas con alto riesgo.
¿Pero qué son las escaras?
También se les conoce como úlcer por decúbito o por presión, y son heridas en la piel que surgen como una consecuencia de la falta de circulación en la sangre, en determinados puntos de la piel. Como hay una continua presión, el oxígeno no circula de forma correcta, y por tanto, no lleva los nutrientes que mantienen vivas las células de la piel, y así mueren.
Las heridas se comienzan a producir a medida que se van cayendo las células muertas, por lo que es imposible detener la aparición de las mismas sin solventar el problema de la presión. Las personas que se ven afectadas por esto son las que pasan tanto tiempo tumbadas que la sangre no circula bien por las zonas en las que el peso actúa.
La gravedad de las escaras varía según varios otros factores como la alimentación y la hidratación de la piel. Las más leves representan un enrojecimiento de la piel, mientras que las más graves implican la destrucción de la dermis, e incluso, alcanzan a afectar los tejidos debajo de la piel como músculos y tendones.