Los que hayan oído hablar de la impericia medica sabrán que esta denomina la falta de experiencia, de pericia, de conocimientos médicos para ejercer la profesión, algo que se da más habitualmente de los que se cree. Existen varias definiciones que hablan de la mala praxis médica y la impericia o imprudencia es una de estas, que sucede cuando un profesional sanitario actúa de forma temeraria llevando a cabo acciones cuyo resultado se puede deducir de modo objetivo.
En otros casos se habla de negligencias medicas, que se llevan a cabo cuando los médicos no saben o no quieren seguir las normas que rigen su profesión. Los recortes sanitarios hacen que estas negligencias aumentan, ya sea por la falta de personal o por un cúmulo de despropósitos, por eso hay que actuar ante ellas.
Las indemnizaciones oscilan en función de la gravedad de la lesión causada, aunque es esencial contar con un buen bufete de abogados que nos defienda en estos casos, ya que los abogados especialistas son los que conocen los requerimientos y cómo enfocar cada causa y realizar los trámites oportunos para que sus clientes se vean restablecidos de sus derechos.
Imprudencias, errores e impericias médicas
Ante una mala praxis médica es importantísima la labor del perito médico que es el que realiza los informes poniendo en evidencia el delito que se haya podido cometer.
Actúan de forma imprudente los médicos que no se muestran excesivamente confiados en que no va a pasarle nada al paciente teniendo en cuenta su cuadro clínico, poniéndole en peligro, mientras que los que muestran su impericia son los que no saben interpretar los síntomas o simplemente hierran a la hora de realizar un diagnóstico a causa de su poca formación.
Prescribir mal los medicamentos es un error habitual de los médicos, algo que se puede considerar una negligencia médica, como lo es tardar en realizar un diagnóstico o cometer errores en las intervenciones quirúrgicas. Afortunadamente estamos hablando de
casos aislados, pero que en ninguno de ellos pueden quedar silenciados.
El blanqueamiento dental, la nueva moda
¿Sabíais que el tratamiento más demandado en las consultas de odontólogos es el blanqueamiento dental? La idea es querer lucir una sonrisa lo más blanca posible, porque los dientes no sólo cumplen la función de masticar si no que son muy importantes estéticamente.
Las sonrisas blancas minimizan las arrugas del rostro dando lugar a una apariencia más joven y enérgica. Al mejorar mucho la apariencia, los blanqueamientos dentales no son solo cosa de los más jóvenes, pero en todos los casos hay que huir de fórmulas mágicas y tratamientos en casa porque se puede dañar el esmalte de los dientes.
Lo suyo es contar con profesionales, dado que no todos los dientes son iguales y cada persona necesita un tratamiento personalizado para que se pueda llegar a lucir una sonrisa deslumbrante.
Cuando el médico recomienda beber agua del grifo
El médico recomienda beber agua del grifo, es una frase oída por muchos, y hasta es probable que nos lo haya dicho el propio doctor, otra cosa es si se puede hacer caso de esta leyenda, porque si bien en muchos lugares el agua del grifo es potable porque está controlada por la empresa que la suministra, no siempre es tan pura como nos merecemos.
Lo idóneo es contar con una depuradora que filtre todos estos elementos que si bien pueden beberse como aseguran algunos médicos, no es indicado hacerlo siempre.
Hay que tener en cuenta que el flúor o el cloro que le echan al agua son muy nocivos y pueden derivar en graves problemas a la larga. Dar de beber a los niños de esta agua que sí se puede beber es una pequeña temeridad, una negligencia personal y lo mismo pasa con los adultos. Otra cosa es que sea útil para lavar, ducharse con ella y cocinar.