Si nos detenemos a pensar, resulta asombrosa la cantidad de aparatos que han surgido en el mercado a lo largo de los años, como mejoras de sus predecesores. En este caso, hablamos de los hoverboard, una moda que aunque ha cautivado a personas de todas las edades y parece ser el favorito de los más jóvenes.
Se trata de un patinete eléctrico mucho más moderno de los que alguna vez conocimos. Lleva una tecnología de equilibrio automático, y es utilizado como una manera divertida de trasladarse a través de distintos puntos de la ciudad.
Un hoverboard no tiene manillar, ni nada de lo que agarrarse, ya que se controla únicamente con el peso del cuerpo. Las maniobras para conducirlo implican movimientos básicos, y la distribución del peso según la dirección en la que queramos ir.
Las ventajas de tener un hoverboard
La primera y más destacable ventaja es su peso, que no supera los trece kilos. Al no disponer de un manillar, de caños ni ningún otro componente de esas características, el patinete resulta especialmente liviano y fácil de transportar.
Además, por la simplicidad de su diseño se puede llevar una limpieza regular del artefacto, e incluso cambiarle las ruedas si llegara a ser necesario.
Cabe remarcar que hay distintos tipos de ruedas para los hoverboard, y esto se debe a que cada una se adapta mejor a diferentes tipos de terreno y superficies. Las todoterreno son las indicadas si planeamos desplazarnos por espacios diversos y queremos asegurar una mayor durabilidad de las piezas.
Por otro lado, aunque pueda parecer desafiante al principio, aprender a andar en los hoverboard no es difícil. Por el contrario, es un sistema bastante intuitivo con sensores de movimiento, y preparado para que personas de distintas edades y contextura física puedan empezar a hacer uso de él rápidamente y sin ningún tipo de entrenamiento o largas prácticas.
Por supuesto, en algunos casos puede llevar un corto proceso de adaptación, pero éste tiene más que ver con cómo mejorar nuestra capacidad de equilibrio. Así que, a fin de cuentas, es también muy útil para ampliar nuestra agilidad y otras habilidades físicas.
Además, los hoverboard resultan amigables con el medio ambiente, porque no despiden ningún tipo de sustancia tóxica y se cargan mediante la corriente eléctrica.
Aproximadamente, la batería llena garantiza una autonomía de entre 20 y 40 km, y solo lleva unas tres horas cargarlo, por lo que bastaría con dejarlo un rato por la noche o mientras realizamos otras actividades. Se hace necesario remarcar que no emiten ningún sonido molesto, ni durante la carga ni durante su uso.
Manejar un hoverboard es una de las mejores maneras de llegar rápidamente a nuestros destinos, porque la ligereza permite desplazarnos cómoda y ágilmente, evitando los inconvenientes que podrían surgir con otros medios de transporte.
Recomendaciones para el uso del hoverboard
En el caso de que queramos regalar un hoverboard a un niño pequeño, debemos tener en cuenta que lo ideal sería optar por un modelo que no supere los 20 km/h de velocidad.
Por supuesto, es necesario que estén vigilados por un adulto mientras hacen uso del artefacto, para prevenir cualquier tipo de inconveniente y, por supuesto, evitar que lo utilicen en zonas transitadas por vehículos.
Podría ser una buena opción colocarles casco o rodilleras, para reducir las posibilidades de lesiones en el caso de algún trastabilleo. Es importante recordar que nunca está de más tomar algunas precauciones.
Por otro lado, si hacemos un uso diario del hoverboard tendremos que limpiarlo regularmente para asegurarnos de que se encuentra en buenas condiciones y evitar que se deteriore más rápido.
Además, dentro de los cuidados que destinemos se aconseja cargarlo hasta que la batería se llene por completo, de forma que pueda alcanzar su potencia sin exigirle de más.