El comportamiento de los niños pequeños es muy distinto al que conocemos como adultos. Sus necesidades principales se orientan al movimiento y la diversión, porque básicamente, están descubriendo el mundo. Eso hace que se sientan motivados por todo aquello que suponga una nueva aventura y, en este caso, las actividades recreativas son opciones ideales.
El crecimiento de los niños no solo puede enfocarse en la talla y el peso, sino que es necesario tener en cuenta también lo referente a su desarrollo mental y el aprendizaje. La buena noticia es que es una tarea más o menos sencilla cuando se le dan las herramientas para que actúen con algo que les resulte interesante. Por ejemplo, los campamentos urbanos son ideales para este objetivo.
La planificación de actividades extraescolares
El aprendizaje formativo que se obtiene en las escuelas es clave para la formación y lograr que se conviertan en hombres y mujeres útiles para la sociedad en las distintas áreas. El detalle está en que no siempre estas actividades son suficientes para explotar toda la capacidad creativa y el interés de los más pequeños.
Ante esa realidad, nada mejor que apoyarse en espacios donde se desarrollen actividades extraescolares que sirvan como complemento, y que además, simbolicen diversión. Es bien conocido que a cierta edad, a una gran cantidad de niños les fastidia tener que asistir cada día a clases, así que puede ser un buen plan ofrecerles una manera de que sus días sean más divertidos e interesantes.
En este orden de ideas, las actividades extraescolares se pueden orientar a áreas como la práctica de algún deporte, el aprendizaje de un idioma extranjero, el desarrollo de habilidades artísticas, el avance con las cuestiones tecnológicas, entre otras.
Es muy importante que la actividad seleccionada sea del gusto del niño. Para ello, es recomendable proponer varias de distintas naturaleza por un cierto plazo de tiempo, para que las conozca, y después sea él o ella quien se decida por la que más agradable le resulte.
Actividades especiales
Las actividades extraescolares forman parte de la vida cotidiana y de ahí la importancia de seleccionarlas con mucho cuidado. Eso no quita que también se puedan aprovechar las actividades que son especiales durante el año, que tienden a llevar más planificación y a cubrir un período de tiempo puntual.
Aquí tenemos algunos ejemplos:
- Los viajes de fin de curso: es común que a cierta edad, ya los niños estén preparados para vivir la experiencia de un viaje de fin de curso. Estos espacios suelen tomarse como premios después de la extensa jornada de clases que han vivido en el último período y el esfuerzo durante el curso. Lo bueno de este tipo de actividades, es que los lleva a espacios nuevos donde tienen la posibilidad de descubrir, como la playa o montaña de otro lugar.
- Los campamentos urbanos: son espacios especialmente diseñados para el disfrute de los pequeños, en conjunto con una actividad de base que les resulte atractiva. Por ejemplo, un campamento para aprender inglés de forma divertida, o desarrollar la imaginación y el pensamiento lógico en escape room ajustados a cada edad.
- Las excursiones escolares: son actividades ligadas al plan formativo de los colegios, que tienen una gran cantidad de ventajas para los niños, ya que son espacios de motivación, ayudan a que se desarrollen mejores relaciones personales, les ayuda a descubrir nuevas cosas, están cargadas de aprendizajes, facilitan el contacto con la naturaleza, entre muchas otras. La idea está en elegir con un criterio correcto el objetivo que se espera obtener y planificar en función del mismo.
Brindarle a un niño la posibilidad de participar en actividades recreativas no es opcional, ellos las necesitan para su desarrollo y formación de manera obligatoria. La capacidad de la atención de los niños se va mejorando con la edad, pero cuando son pequeños, es indispensable que estén en movimiento y disfruten de cada espacio en el día a día.