El complejo de Daadab es un campamento de refugiados de Daadab en Kenia, que en los últimos años han presenciado un declive total, llevando al cierre de forma eminente, a pesar de que los entes políticos solo explicaron que está en mantenimiento, dejando desamparados a cientos de personas en situación de calle, este refugio se ha dedicado a recoger agua en un espacio del campamento de refugiados insalubre.
Aunque diferentes entes de todo el mundo han intentado enviar su ayuda y se ha logrado transportan cerca de 50.000 litros de agua potable a través de camiones en los alrededores de los campos, no ha sido suficiente, además se han situado cerca de 9.000 personas que estaban refugiadas anteriormente y otras recién llegadas en la zona desértica.
Se han creado decenas de letrinas, las cuales se encuentran fuera y dentro de los campos, y se han entregado materiales para elaborar nuevos refugios, jabón líquido y esterillas a las familias. Esta acción de emergencia es prácticamente en vano si no se desarrolla como una estrategia global que se vea mejor sostenible con el fin de mejorar la acogida y las situaciones de vida de los actuales refugiados y de los que llevan habitando casi o más de 30 años.
Es importante valorar a los protegidos de Dadaab y de otros territorios por no desistir a la esperanza de tener una mejor calidad de vida.
Reapertura de un nuevo campo
El gobierno keniano ha informado la reapertura de un nuevo campo, llamado Ifo 2, para recibir a los nuevos refugiados que han arribado a Dadaab escapando de la violencia y la fuerte sequía de Somalia y así aliviar los tres campos que hasta el momento se encuentran saturados. Esta trasferencia debe ir acompañado de buenas inversiones para garantizar la calidad de vida, aunque sea mínima a los refugiados.
Debe tomarse en cuenta las medidas pertinentes y ofrece una oportunidad excelente para Kenia, tierra fiel de hospitalidad, pero igualmente para ACNUR y la sociedad internacional, para dar fin a los tiempos de superpoblación y en especial sobre la crisis sanitaria dentro de los campos. Para ello serán precisos aportar soluciones humanas y duraderas que permitan a los refugiados tener una mejor vida lejos del sufrimiento que ha dejado la desesperación de sus ciudades natales.
Por eso se debe valorar los refugiados de Dadaab y de los encontrados en otros territorios que se han saturado por no renunciar a la esperanza de una mejor calidad de vida.