La responsabilidad social de las empresas (RSE) es el compromiso de una organización con la comunidad o el entorno en el que opera y cómo contribuye a ello. Esto puede lograrse colaborando activamente en forma de voluntariado corporativo en cuestiones sociales, económicas o medioambientales.
Todo esto con la vista puesta en la meta de mejorar la situación de la comunidad donde desarrolla sus actividades. Va más allá del cumplimiento de leyes laborales o las normativas medioambientales. Con un plan de responsabilidad social de una empresa se adquiere un compromiso con las personas, el entorno natural y el desarrollo regional integral y sostenido en el tiempo.
Las empresas que quieran aplicar políticas de RSE deben tener en cuenta una serie de consideraciones para crear una estrategia que las cumpla.
El primer paso es que las partes interesadas especifiquen las actividades que desean llevar a cabo, junto con qué comunidades y cómo desean actuar en ellas. También deben fijar metas y objetivos como lo harían en cualquier otra área de la empresa e involucrar a su personal para alcanzar logros en períodos de tiempo previstos.
El seguimiento constante de los resultados para comprobar si el plan se está llevando a cabo correctamente es otra cuestión a tener en cuenta. Por último, las organizaciones necesitan un sólido plan de comunicación para dar a conocer lo que hacen en las comunidades a las que impactan y poder así integrarlas a todo el proyecto.
La posición social de una empresa le ayuda a mantener su papel en la sociedad en la que trabaja y también da a los inversores motivos para creer en ella.
Las mayores empresas multinacionales dedican una parte de sus recursos a crear y ejecutar estrategias de RSE que beneficien a la sociedad y le devuelven algo a cambio de operar en una zona geográfica determinada.
La dirección de una empresa que practica la responsabilidad social toma mejores decisiones corporativas, fomenta la lealtad y las relaciones positivas entre los trabajadores, mejora la reputación de la compañía y, numéricamente o contablemente, beneficia la rentabilidad de la organización.
La empresa puede centrarse en prácticas responsables internas o externas. La llegada de Covid-19 es un excelente ejemplo de ello.
Muchas empresas optaron por dedicar una parte de su producción a la creación de los insumos necesarios para detener la propagación del coronavirus cuando el nuevo virus pilló a todo el mundo por sorpresa en 2020.
Algunas organizaciones de químicos o insumos variados empezaron a fabricar alcohol en gel, equipos médicos, mascarillas y otras cosas que beneficiarían a la sociedad y, en particular, a los profesionales sanitarios.
Debido a este tipo de comportamiento, casi tres años después la gente sigue pensando en las empresas que deciden renunciar a los ingresos en favor del bien común.
Este tipo de actividad de RSE también beneficia a las empresas a cambio. Algunas ventajas son garantizar el éxito de la organización atendiendo a las necesidades de quienes tienen interés en sus operaciones.
Estos esfuerzos también pueden reforzar los lazos de la empresa con la comunidad, promoviendo la lealtad de los clientes y los ingresos a largo plazo.
Al final, estas acciones pueden ayudar a una marca a mantener y mejorar su reputación o imagen, sus excelentes relaciones con el gobierno, su distinción e incluso la retención y contratación de personal.
Hoy en día, la gente quiere trabajar y ser clientes de organizaciones que tengan sólidos valores internos y externos y estén bien posicionadas en el mercado.
¿Y el dinero?
La RSE requiere inversión, ya que implica transformación. Sin embargo, este coste debe considerarse como una inversión para mejorar la calidad de vida de los empleados, aumentar la eficiencia energética de la empresa e implantar sistemas de gestión medioambiental que, a la larga, darán sus frutos y mantendrán la empresa a flote y en expansión.
Las organizaciones públicas están tomando medidas para animar a las empresas a ser más éticas, concediendo ayudas y subvenciones como resultado de la toma de conciencia del valor de la empresa ética en la sociedad.