La misofonía es un trastorno cuyo término fue acuñado en el año 2000, por lo que se considera de reciente aparición en la terminología médica. Se trata de la hipersensibilidad a ruidos específicos, como el sonido de una persona al comer, la respiración, los aplausos, el tamborileo de los dedos sobre una mesa, etcétera.
Se cree que el origen de este trastorno puede deberse a una experiencia negativa con respecto a un sonido, pero eso no está comprobado. La persona con misofonía reacciona con irritación, molestia, ira o un gran estrés ante los sonidos a los que se refiere su trastorno, que pueden variar mucho de un paciente a otro.
¿Qué hacer si se padece de misofonía?
Es necesario que la persona aprenda a vivir con ese trastorno, para lo cual, los psicólogos Malaga pueden ayudar con terapia específica para reducir la intolerancia, identificar las formas de reducir el problema y neutralizar los síntomas. También, el psicólogo puede orientar a los familiares y allegados del paciente para que entiendan la enfermedad y aprendan a manejar al paciente.
No existe un tratamiento específico para la misofonía, lo cual puede ser un motivo de angustia para los pacientes, sin embargo, es posible disminuir las molestias y permitir una vida relativamente normal.
¿Cuáles son los síntomas de la misofonía?
La misofonía puede aparecer a cualquier edad, es frecuente que se inicie con algún sonido en particular y poco a poco se intensifique el malestar y se añadan más sonidos.
El sonido específico causa en la persona una reacción desproporcionada, por ejemplo, puede gritar, correr, angustiarse en extremo, e incluso, agredir a las personas.
Cuando se presenta de manera leve, la persona puede taparse los oídos, pedirle a la otra persona que deje de hacer el ruido o alejarse del lugar. Sin embargo, lo más común es que los síntomas comiencen de esa manera y luego empeoren.
Dependiendo del sonido, la situación puede ser insostenible, por ejemplo, una persona que tenga sensibilidad a la respiración de otras personas. En este caso, la socialización suele ser muy difícil y se suele recurrir al aislamiento.
¿Cómo se diagnostica la misofonía?
La misofonía puede confundirse con la hiperacusia, pero son diferentes. En la hiperacusia, el paciente experimenta todos los sonidos con un volumen más alto del que se están emitiendo, lo que causa una extrema molestia, y en algunos casos se experimenta dolor. La misofonía, en cambio, está enfocada en sonidos específicos, los cuales son percibidos con su volumen normal, pero producen una gran molestia.
El diagnóstico de la misofonía se realiza mediante el análisis de los síntomas, no existe una prueba para determinarla. El principal síntoma es la reacción exagerada ante un sonido o varios de forma específica, y también se tiene en cuenta la evolución del trastorno para el diagnóstico. Se cree que la misofonía tiene relación con el trastorno obsesivo-compulsivo, conocido como TOC.
¿Qué hacer si se sospecha que se padece de misofonía?
- El desagrado ante los sonidos puede ser algo normal, por lo que se debe sospechar de misofonía si se observa una reacción exagerada y la imposibilidad de ignorar la molestia que se siente.
- Si se han experimentado episodios de reacción extrema ante un estímulo acústico, por lo general repetitivo, puede ser necesario consultar con el médico, quien hará una evaluación exhaustiva para descartar alguna patología. Si los síntomas no corresponden con ninguna otra razón, entonces se podría considerar que se trata de una misofonía.
- El tratamiento psicológico es fundamental para reducir el estrés y adquirir herramientas que ayuden a gestionar la situación. El objetivo es que la persona aprenda a vivir con la misofonía y tenga una vida normal sin aislarse.
- Es muy importante que la persona con misofonía cuente con el apoyo de las personas que conviven con ella y que todos los allegados reciban información acerca del trastorno. De esa manera podrán colaborar con los paliativos que se establezcan.
El tratamiento psicológico es una gran vía para gestionar los síntomas de la misofonía, por eso, si crees padecerla, no dudes en acudir a un psicólogo de inmediato.