¿El concurso de acreedores es directo? ¿Existen fases?
El denominado concurso de acreedores cuenta con diferentes fases en su procedimiento. Pero no sólo esto, sino que antes de su propia declaración vamos a pasar por diferentes etapas. Lo principal que deberemos saber es que todo este proceso se hará ante el juzgado, desde un primer momento. Es decir, lo primero de todo será que, o el propio empresario acuda ante el juez para declararse insolvente y así dar comienzo a los trámites siguientes, o que lo hagan los propios acreedores.
Aunque también es posible que el empresario o la persona jurídica se dirija al juzgado para informar sobre que se ha abierto una rueda de negociaciones para tratar de llegar a un acuerdo antes de declarar el concurso. Esto se conoce como preconcurso y es una fase previa como su propio nombre indica. Básicamente esto lo prevé la propia Ley Concursal para así tratar de que sean las propias partes implicadas las que traten de buscar una solución amistosa. Es una forma de ideal de renegociar la deuda, fijar otros plazos o cualquier otro menester, para que así no sea necesaria la apertura del propio concurso de acreedores con todo lo que ello implica. Básicamente, el deudor va a disponer de un plazo de hasta tres meses para conseguir el acuerdo con sus acreedores, de modo que la situación de insolvencia se anule y de este modo continuar con su actividad de manera normal. Además, se ha demostrado que cuando se consigue llegar a este acuerdo, las empresas pueden continuar su actividad empresarial de una manera más cómoda y desahogada.
Es posible acordar todo el proceso de manera rápida y directa
Además de todo esto, también tenemos la opción del concurso de acreedores express. Básicamente es una manera mucho más veloz de terminar todo el proceso. En concreto se da cuando las empresas no disponen de suficiente activo, pero tampoco de bienes, infraestructuras y demás elementos para poder hacer frente al pago de sus deudas, optando por liquidar directamente la sociedad y finalizar por lo tanto la actividad. Esta es una opción muy radical, por esto mismo sólo suelen hacerlo empresas de nueva creación o que llevan poco tiempo funcionando. Normalmente las grandes empresas o con una larga trayectoria lo último que buscan es esto, puesto que supone el fin de toda actividad empresarial básicamente. Lo mejor en estas situaciones es contar con un director financiero externo o un interim manager que gestione todo el proceso de manera profesional. En muchas empresas que se ven en estas situaciones económicas delicadas, no se cuenta con los directivos adecuados, o simplemente no son capaces de poder realizar una reorganización de la empresa para poder dar respuesta a las demandas del propio concurso. Por eso es una gran alternativa contar con ayuda externa especializada en esta materia. Cuando se trata de poder seguir funcionando como empresa, toda ayuda es poca, ya que el hecho de renegociar la propia deuda, sus plazos y demás no es una tarea sencilla. Asimismo, van a tener que volver a plantearse toda su organización, para de esta forma tratar de que esta situación no se vuelva a repetir, por ello es necesario hacer de la mejor manera posible.