Poniendo el foco en el mundo del entretenimiento, los videojuegos llevan marcando la pauta desde más de una década. Esta industria ha visto como los meses de confinamiento ha aumentado exponencialmente la utilización de sus productos. Una tendencia que seguirá y perdurará, aunque el chaparrón pandémico pase. Todo lo relacionado con el ámbito gaming parece estar tocado, en estos momentos, por una varita mágica que lo convierte en oro, tanto en cifras económicas como de usuarios asiduos.
Aprovechando la cresta de la ola de los videojuegos, otras opciones de entretenimiento, como el juego online, ha visto acrecentar ostensiblemente sus cifras en todos los niveles. Era un hecho en esta actividad el cambio de modelo de negocio de una opción presencial hacia una interactiva, pero en los últimos tiempos la cuota de mercado de ésta última ha superado todas las expectativas a nivel mundial.
La zona sudamericana del planeta no es ajena a esta nueva realidad. Si ponemos el foco en Colombia y sus máquinas tragamonedas se observa a las mil maravillas el impacto del mercado online, así como la influencia de los videojuegos en la temática de muchos productos de éxito del juego online.
Debido al enorme impacto y difusión de esta actividad en la sociedad, las regulaciones más estrictas no se han hecho esperar en la práctica totalidad de países. En este sentido, Colombia cuenta con su propia legislación especÃfica sobre este asunto desde el año 2016, estableciendo las líneas clave de negocio sobre los que se debe sustentar esta actividad dentro de la legalidad.
Es probable que, en un corto espacio de tiempo, esta ley se actualice, focalizando gran parte de sus puntos hacia el mercado online. La red de redes es la herramienta vehicular del presente y futuro del juego online, y es previsible que la utilización de plataformas interactivas de esta naturaleza siga creciendo exponencialmente en los próximos años.
No hay duda del binomio de éxito que han creado los videojuegos y el juego en línea. Una relación simbiótica a la que no se la atisba final.