La piel es uno de los órganos más grandes en el cuerpo y un escudo que protege de los daños externos. Más allá de eso, nuestra piel evidencia lo que pasa en nuestro interior y de diversas formas saca a flote aquellas emociones que nos cuenta mucho exteriorizar. Y que asombroso es saber que diariamente experimentamos decenas de miles de microgestos faciales. Con ellos expresamos muchísimas emociones, pero ¿cómo afectan las emociones a tu piel?
Con el interesante tema de hoy queremos darte a conocer cómo afectan a tu piel las diversas emociones que experimentas. Y es que actualmente son muy estudiadas las emociones, su efecto en la piel y en el aspecto físico que reflejamos. La psicodermatologìa es la rama que estudia el vínculo entre el cuerpo, la mente y la piel. Y los expertos en terapias estéticas y antienvejecimiento buscan estar al día con esta información. Sigue leyendo y cambia.
Cómo afectan las emociones a tu piel
Nuestro cuerpo y piel trabajan en armonía. Por lo tanto, esta siempre refleja molestias que pueden afectarnos; así cuando observamos que algo cambia en nuestra piel, pues algo anda mal. Por ejemplo, cuando estamos nerviosos transpiramos más; si tenemos vergüenza nos sonrojamos. Y existen otras emociones que nos ponen la piel de gallina. Entonces en conclusión, la mente y las emociones pueden nutrir o destruir nuestra piel.
Y es que a diario percibimos emociones como alegría, ira y tranquilidad, preocupación y confianza. Y se sabe que las emociones que marcan nuestra piel en sentido vertical como fruncir el ceño y apretar los labios, nos avejentan. Por otra parte, las emociones que dejan huella en nuestro rostro en sentido horizontal como las de alegría y asombro se visualizan alrededor de los ojos y nos hacen atractivos.
Por otro lado, las emociones como la tristeza constante deja surcos en ambos lados ubicados entre el final de la nariz y el comienzo de la boca. El miedo frecuente mantiene las cejas tensas y hacia arriba. Si alguien siente tensión frunce el entrecejo creando arrugas. Y si se tienen problemas de ego se manifiestan arrugas en el borde del labio superior. El estrés se visualiza en mejillas ajadas. Contrario a todo esto, la alegría deja como huella las patas de gallo.
Además, los expertos en neurociencia ratifican la importancia y los efectos que tienen los pensamientos en nuestro cuerpo. Aseguran que una palabra repetida con constancia e insistencia puede fortalecer o disminuir nuestro sistema inmune. Si manejamos un lenguaje positivo nuestra piel se ilumina y parece más tersa. Así que, pongamos todos estos conocimientos en práctica y que sea nuestra piel la que refleje nuestra fuerza, alegría y paz interna.
Cómo afectan las emociones positivas
Si estamos felices segregaremos serotonina, endorfina y dopamina, hormonas positivas para nuestra mente, cuerpo y piel. La serotonina nos ayuda a dormir, la endorfina nos mantiene de buen humor y la dopamina controla la motivación y el deseo para que hagamos con frecuencia cosas que nos dan placer. Y es que, el humor sano y alegre junto al sueño reparador resulta en que nuestra piel esté y se vea sana, radiante, tersa y luminosa.
Cuando estás hormonas están presentes y equilibradas en nuestro cuerpo nos sentimos felices, relajados, tranquilos. Tendremos un buen sistema inmune que previene la aparición de barros, acné, alergias y muchas otras afecciones en las pieles. Pero, si estamos estresados, deprimidos, agotados, no dormimos bien o de ánimo bajo, se presentan las ojeras, arrugas profundas y muy marcadas, bolsas bajo de los ojos y otras evidencias de estas emociones.
En resumen emociones positivas se revelaran con una piel radiante, limpia, sana y hermosa. Si nos dominan las emociones negativas nuestra piel se afectará hasta el punto de padecer acné, dermatitis, irritaciones y resequedad.