La seguridad debe considerarse una máxima cuando se conduce cualquier tipo de vehículo, máxime si se trata de una motocicleta. En estos casos, en caso de accidente, el cuerpo del conductor es el chasis al contrario de lo que sucede con los automóviles. Este es un motivo más que suficiente para prestar una clara atención al mantenimiento de nuestra moto, sin escatimar en ningún tipo de recambios moto, como sucede, por ejemplo, con las pastillas de freno. Si están en un estado deteriorado, el tener un frenado óptimo se reduce y con ello aumenta el riesgo de padecer cualquier contratiempo. Y sin descartar otras averías, como sería, en este caso, daños los discos.
Entre otros aspectos a vigilar en materia de mantenimiento, las pastillas de freno es un elemento sencillo de evaluar si sufre un desgaste y si es necesario reemplazarlas, modificación que puede realizarse de manera relativamente sencilla, aunque si no se es un avezado mecánico, siempre es recomendable acudir al taller de confianza. A lo largo de las siguientes líneas veremos cómo puede detectarse el estado de desgaste de unas pastillas de freno y cómo pueden ser cambiadas sin necesidad de acudir al mecánico. Eso sí, advertimos que debemos tener unos ciertos conocimientos y unas herramientas adecuadas.
Antes de ponerse el traje de faena y coger las herramientas, debemos comprobar el estado de conservación de las pastillas de freno. A diferencia de lo que pueda pensarse estamos ante un proceso sencillo: si escuchamos ruidos al frenar esto es un indicativo de desgaste. Lo mismo si observamos que la frenada no es segura ni precisa o si vemos que el nivel del líquido de frenos es menor. Visualmente se puede ver si el grosor de las pastillas de freno es el correcto o no. Para ver las delanteras, seguramente, debamos recurrir al uso de una linterna, mientras que las traseras se ven de manera más clara.
Montaje preciso
Si apreciamos que hay un desgaste, debemos disponer de un juego de llaves en formato Allen, un destornillador de gran tamaño y un juego de llave de vaso. Asimismo, y previamente, debemos haber comprado unas nuevas pastillas. Acto seguido, retiramos el tapón de protección y desaflojamos (sin quitarlo) el pasante que fija las pastillas a la pinza. Por cierto, aprovechando este cambio, es conveniente limpiar las pinzas. Retiramos las pinzas y las pastillas caerán al no tener ninguna sujeción. Finalmente quitamos los tornillos que sujetan las pinzas. Todo ello sin golpear ni ensuciar los discos de freno, puesto que podríamos tener que cambiarlos. 
Una vez que hemos desmontado todo, aparte de cambiar las pastillas, debemos limpiar toda la zona, algo que también ayudará a mantener un buen sistema de frenado. Aparte de volver a hacer todo el proceso de desmontaje a la inversa, debemos cerciorarnos de que estamos montando el mismo tipo de pastillas de freno que las que quitamos. Hay varios modelos y podemos montar uno equivocado. Otro aspecto a considerar está en los pistones, los cuales deben quedar bien montados, ya que son los encargados de empujar a las pastillas contra el disco.