Se trata de uno de los productos estrella de la cocina española, siendo un verdadero manjar para muchos comensales. El jamón se puede tomar de muchas formas, pero la mejor manera es en lonchas finas para disfrutar de su máximo sabor. Para ello, hay que saber elegir el jamón serrano adecuado, atendiendo a una serie de aspectos.
El jamón serrano es uno de los productos más consumidos por los españoles, teniendo en cuenta que se trata de un alimento que, además de tener un sabor exquisito, se considera un producto muy valioso, debido a todas sus características y nutrientes que tiene. En este sentido, hay que tener en cuenta que, a la hora de comprar un jamón, en el mercado se pueden encontrar de diferentes tipos y tamaños y es entonces cuando surge la duda de cuál es la pieza de mayor calidad.
Si bien es cierto que los jamones serranos de marcas famosas son reconocibles a simple vista y solo con la firma se puede saber qué garantías ofrece, la verdad es que existen muchas piezas que quizás, no vienen con una firma tan destacada y sin embargo, se trata de productos realmente excelentes.
Es en este contexto cuando hay que analizar bien el jamón para saber cuál es la pieza mejor para cada casa. No es una decisión fácil, teniendo en cuenta que es un alimento único con una textura y sabor espectaculares.
Para escoger el jamón adecuado, hace falta atender a algunos aspectos muy importantes que ofrecen pistas fiables de cómo será la pieza que se va a adquirir, entre otras cosas, hay que fijarse bien en la etiqueta, la textura o el color.
¿Qué indica la etiqueta del jamón?
Si se quiere un jamón de calidad, la pieza debe llevar el nombre de “serrano”. Para saber si el producto que se va a comprar cuenta con esta garantía, la mejor forma de verificarlo es mirar la etiqueta que lleva colgada. Esta etiqueta ofrece información sobre la denominación del jamón, que garantiza los meses de curación que ha tenido la pieza. Habitualmente, cuando se trata de un jamón serrano, lo normal es que este periodo de tiempo haya sido superior a 7 meses.
Para estar más seguro, se puede dar la vuelta al jamón y, en su parte posterior, debe aparecer un sello grabado a tinta o fuego. Este sello indica la semana y el año a partir de los cuales, la pieza entró en el proceso de curación.
Tipos de jamón
En el mercado hay diferentes tipos de jamón que se diferencian según la alimentación que ha tenido el cerdo y su manejo. De esta forma, se puede elegir entre el jamón de bellota, el de cebo o el de cebo de campo. Precisamente la información que se ofrece en la etiqueta indicará qué tipo de jamón se tiene delante, a lo que ayuda el color de la pieza, que también determina la alimentación que ha tenido el animal.
La etiqueta negra es la más valorada y corresponde a los jamones de bellota que son 100% ibéricos. Esto significa que los cerdos se han alimentado de manera natural en la dehesa, con bellotas de la zona.
Por su parte, la etiqueta roja es para los jamones de bellota ibéricos, pero no tienen la totalidad de porcentaje de la raza. También proceden de cerdos alimentados con bellotas de la dehesa, aunque se les ha podido incluir otro tipo de productos en su dieta.
Con respecto a la etiqueta verde, se utiliza para designar a los jamones de cebo de campo. Estas piezas proceden de cerdos criados en la dehesa, aunque en su alimentación se combinan los productos naturales con el pienso.
Y finalmente está la etiqueta blanca, para jamones de cebo que proceden de cerdos que han sido alimentados únicamente con pienso y criados en cebaderos.
Análisis de la pieza
Una pieza de jamón serrano puede hablar por sí sola y, si se analiza cada una de sus partes, se puede obtener bastante información para saber la calidad del jamón y de qué tipo se trata.
Si se quiere un jamón con todas las garantías, la zona de la pata (también llamada codillo) debe estar muy rellena de grasa y músculo, con forma redondeada, sin grietas.
Por otro lado, un jamón con una buena calidad es aquel cuya pieza cuenta con una gran homogeneidad tanto en color como en superficie.
De igual modo, otro de los aspectos importantes a tener en cuenta es la cobertura de grasa. Esta debe tener un gran contenido y nivel, puesto que es la responsable de darle sabor a la carne. Lo ideal es que el espesor de la grasa sea aproximadamente de un centímetro y medio.
Y finalmente, el color de la grasa también es importante, siendo la tonalidad perfecta aquella que mezcla el blanco y el amarillento. Si la grasa es de color marrón o anaranjado, significa que la pieza no cuenta con la calidad deseada.