El camino de un negocio o empresa puede pasar por diferentes etapas. Está la etapa del éxito, cuando todo va viento en popa, la etapa de la consolidación del crecimiento, de plena expansión, aunque también hay momentos en los que la situación se vuelve complicada. Cuando llegan dificultades, por norma general, estas suelen llegar provocadas por problemas económicos. Una complicaciones que, en ocasiones, llevan a los dirigentes de una empresa a tomar decisiones delicadas.
Cuando un negocio se ve ahogado por las deudas sus responsables deben estudiar qué alternativas tienen, si cerrar o buscar formas de supervivencia. Entre estas últimas, durante los últimos años han ganado protagonismo dos figuras fundamentales: el concurso de acreedores y el preconcurso. Se trata de dos procesos amparados en la Ley Concursal que, esencialmente, buscan llegar a un acuerdo con los acreedores para reestructurar la deuda y que la empresa pueda seguir a flote. Pero existe una tercera medida también relevante: el concurso express.
Para hablar del concurso exprés debemos situarnos en el contexto de un negocio que no tiene armas para sobrevivir y que desea cerrar porque no puede hacer frente a sus deudas por ningún medio. Pero que al mismo tiempo, esta empresa, quiere ahorrar tiempo y costes en todo el procedimiento. Es ahí donde el concurso exprés entra en juego, para poner punto y final a la actividad reduciendo el impacto de la caída.
¿Qué es el concurso exprés?
El concurso exprés es el procedimiento por el que una empresa pone fin a su actividad de una forma rápida, inmediata. Es una herramienta a la que recurren aquellas entidades que se ven ahogadas por las deudas y que no ha encontrado ninguna solución para revertir la delicada situación que atraviesan. Son empresas insolventes, bien porque no disponen de la capacidad económica suficiente, o bien porque los bienes que tiene en posesión son insuficientes para pailar los impagos.
La cualidad principal que diferencia al concurso exprés de otras medidas como el preconcurso o el concurso de acreedores es que en el concurso exprés no se procede a la liquidación de los bienes de la empresa en problemas. ¿Por qué? Porque no existe negociación con los acreedores ni tampoco intervención judicial. De hecho, la autoridad judicial solo interviene para autorizar el concurso exprés siempre y cuando la empresa cumpla los requisitos de insolvencia mencionados.
Concurso exprés, sin necesidad de convenio
Si hablamos de concurso o preconcurso de acreedores, hablamos de dos procesos que, por diferentes vías, tratan de llegar a un acuerdo llamado “convenio de acreedores”. Este convenio es el resultado de las negociaciones para reestructurar la deuda por diferentes vías: rehacer un calendario de pagos más asequible, hacer una quita de una parte de la deuda o capitalizar la misma, es decir, convertirla en acciones en aquellas Sociedades en las que sea posible.
Sin embargo, en el concurso exprés no habrá convenio que negociar porque la empresa ahogada por los impagos deberá demostrar que no tiene capacidad para cubrirlos ni si quiera con una reestructuración de la deuda o mediante sus bienes. Con el concurso exprés, el negocio cerrará de manera inmediata, ahorrando tiempo a todas las partes implicadas.
El Administrador Concursal no interviene en el concurso exprés
Para describir las diferencias que destacan al concurso exprés como medida a la que recurrir para poner punto y final a una empresa en quiebra, es también importante destacar que no es necesaria la intervención del Administrador Concursal. Pero, ¿quién es el Administrador Concursal? Es una figura clave en el concurso de acreedores, puesto que es la representación de la autoridad judicial dentro del proceso, la que asume las riendas del negocio en concurso y quien lleva la iniciativa en la negociación del convenio de acreedores.
En el concurso exprés, no existe intervención judicial ni negociación del convenio, por tanto, no es necesaria la intermediación del Administrador Concursal. Otra característica más que significa un ahorro de tiempo y dinero para la entidad que quiere cerrar sus puertas al no poder hacer frente a sus deudas.
Sin pieza de calificación
Por último, se debe destacar también que durante el concurso exprés también habrá lugar a la pieza de calificación. Es decir, la autoridad judicial no solicitará realizar una valoración exhaustiva para determinar qué razones y sucesos han llevado a la empresa a esa delicada situación. Esta pieza sí es habitual en el concurso de acreedores, que pueden ser declarados fortuitos o culpables, pero la misión del concurso exprés es que la empresa cierre y el procedimiento se archive.
¿Qué es el preconcurso de acreedores?
Otra opción menos agresiva que el concurso exprés es el preconcurso de acreedores. Es una medida idónea para aquellas empresas que atraviesen problemas económicos y que, al mismo tiempo, también deseen ahorrar tiempo y gastos. El preconcurso de acreedores es también un proceso en el que no interviene la autoridad judicial, sino que es la propia empresa, sus dirigentes, los que analizan la situación y contactan con los acreedores.
Este contacto, como se ha comentado, tiene como objetivo alcanzar un acuerdo para que las condiciones de las deudas sean más asequibles. Las opciones son variadas, desde la quita a la capitalización o ampliando los plazos de pagos. Los nuevos parámetros deberán estar especificados en el convenio de acreedores para que la entidad pueda comenzar a caminar en un contexto más amable y tratar de salvar su actividad sin echar el cierre.
En cualquier caso, para las empresas que se encuentren en una difícil situación debido a problemas económicos y deban afrontar decisiones complicadas, el mejor curso de acción es ponerse en manos de profesionales. Es una recomendación que hacen profesionales de prestigio como Ígor Ochoa, experto en gestión de crisis de la consultora Dipcom Corporate. Cada caso tiene sus peculiaridades, por lo que la intervención de los especialistas puede marcar la diferencia para encontrar una solución.