Las relaciones humanas pueden mostrar su mejor y su peor cara, especialmente cuando se convive, por ese motivo, en aquellas propiedades en las que muchas viviendas comparten espacios comunes y se sirven de servicios en comunidad, es aconsejable que exista un administrador ajeno a la misma que ofrezca neutralidad en los conflictos que puedan surgir, así como que dé solvencia jurídica a la solución.
Cuando se vive en una comunidad de vecinos, ya sea vertical u horizontal, son muchos los conflictos que se suceden debido a la enorme cantidad de pareceres que puede haber sobre un mismo hecho y, además, a eso se añade que no siempre las propuestas que se aprueban en las juntas vecinales satisfacen a todos y se tiende a desacatarlas o a seguir apostando por su no cumplimiento. A todo, hay que añadir que no siempre existe una presidencia solvente, por muchas cuestiones, ya sean relacionadas con los conocimientos jurídicos, falta de tiempo o por asumir ese cargo un vecino en favor, tan solo, de una parte de la vecindad.
En definitiva, que la convivencia en las comunidades vecinales puede ser idílica o convertirse, en décimas de segundos, en un infierno. Por esa razón, la ley dispone de la figura del administrador. A lo largo y ancho del país existen multitud de comunidades de vecinos, por eso un administrador de fincas en Huelva o en cualquier otra ciudad se hace indispensable porque su gestión es mediadora, genera certidumbre y es una figura neutral. Además, posee los conocimientos jurídicos y administrativos que rigen las fincas comunes. Es por eso, que la mejor opción a la que puede llegar una comunidad vecinal con servicios compartidos es dejarse guiar por la profesionalidad de un administrador y que este sea el vector común de todos los elementos que puedan entrar en conflicto.
También ofrece en sus servicios la administración de las cuentas financieras, el pago a los proveedores de elementos comunes o salarios de trabajadores que se tengan contratados para realizar servicios. Son, por tanto, infinitas las razones que llevan a pensar que lo más sensato para una estupenda convivencia vecinal es contar con esta figura.
¿Cuáles son las funciones de los administradores de fincas?
Las tareas y responsabilidades del administrador de fincas son muchas y variadas, pero se puede resumir en que es el garante y el custodio del buen funcionamiento de la comunidad. En este sentido, tiene la tarea de administrar de manera solvente el edificio, las instalaciones y sus prestaciones. Del mismo modo, debe garantizar la protección de la finca, para tal fin, será el encargado de proponer de manera justificada las reparaciones y soluciones más adecuadas.
Además, en cuestiones financieras será la figura encargada de organizar, con la previsión necesaria para ser expuesta posteriormente en junta de vecinos, un programa previsto de gastos, basándose en la objetividad de los servicios que se prestan y buscando las soluciones para que pueda llevarse a cabo. Porque, será el administrador el que dirija las cuentas bancarias de la comunidad y esto es de vital importancia, pues la información económica de la finca tiene la certeza de que estará al día corriente y que, además, esos datos serán de conocimiento público de la comunidad de vecinos. Entre sus labores se encuentra, también, el mediar cuando un vecino es moroso, ya que es la figura legal que debe solicitar a esta persona ponerse al día con su tributación a la comunidad y es por eso que se le informará documentalmente solicitando el desembolso y también, en caso de elevar la morosidad a los tribunales, se encargará de elaborar el expediente.
Entre las tareas fundamentales de un administrador de fincas está la de elaborar los convenios necesarios en cuestiones que atañen a obras. Asimismo, será el responsable de realizar los pagos donde proceda y a recaudar como se estime pertinente. Por otro lado, será la persona indicada para realizar los servicios de asesoría a la junta de vecinos, en asuntos como proveedores, inmobiliarios, peritaje o de servicios laborales, en tanto que estos sean favorables a los intereses de la comunidad.
En conclusión, un administrador de fincas es un moderador y mediador, puesto que debe afanarse por mantener una buena convivencia entre los vecinos y si es preciso tendrá que utilizar todas sus destrezas mediadoras. Por último, destacar su papel administrativo, ya que con sus servicios ningún vecino tendrá que preocuparse de las actas de las juntas vecinales, pues es el que debe encargarse de llevarlas al día, así como a ser el fedatario de todo tipo de reuniones que proceden en la comunidad. En definitiva, es una figura garantista que proporciona solvencia a la comunidad, arregla conflictos y ayuda a mitigar los contratiempos sobrevenidos con herramientas legales y potestad jurídica.