Si bien es cierto que en la actualidad muchos fabricantes de bicicletas ofrecen modelos bastante interesantes y con precios que pueden ser competitivos dependiendo de la perspectiva de cada usuario, restaurar bicicletas antiguas puede ser un proceso excelente para los apasionados de las 2 ruedas, siendo un servicio que no únicamente tiene que ver con devolverle la vida y las condiciones a un modelo de bicicleta antiguo o vintage, para dotarlo de funcionalidad para estos tiempos, sino que también involucra a los sentimientos, a la nostalgia y a evocar la historia, más aún si la bicicleta perteneció antes a un miembro de la familia a quien se quiere homenajear y honrar.
¿Por qué conviene restaurar una bicicleta?
Cuando se habla de restaurar una bicicleta no solamente debe hablarse de bicicletas antiguas, salidas del siglo XX, sino que también se puede hablar de modelos recientes que por cualquier situación se quieren volver a tener como el primer día. En ese caso, la restauración tiene en el acondicionamiento para su uso diario una de sus principales razones.
Pero además de ello, hay varias razones para restaurar una bicicleta y por las que convendría hacerlo:
- Historia: una bicicleta antigua funcionando es una pieza de la historia que le pertenece. Su valor puede aumentar drásticamente, al ser un objeto valioso en casa y apelando a la nostalgia, podrás hacer valer la historia y los recuerdos que esa bicicleta transmite, como sucede en las bicicletas que los abuelos dejan a sus nietos, y que luego pueden restaurar y hasta volver a usar.
- Modernizar: los sistemas de frenos, los mecanismos de engranaje y la suspensión; es bastante probable que los modelos clásicos de bicicletas no tuvieran todas las virtudes técnicas y tecnológicas con las que cuentan los modelos actuales, pero eso no quiere decir que con una restauración no se puedan añadir, siendo esa una de las razones de que se haya popularizado tanto dicho servicio. Modernizar una bicicleta clásica es la ilusión de todo amante de las dos ruedas, y no necesariamente es un servicio costoso.
- Aumentar la vida útil: no solo los neumáticos de una bicicleta se gastan en cada trayecto, sino que cada uno de los componentes de la misma se van desgastando, desde el cuadro hasta el manillar. Una restauración puede devolverle la plenitud de su forma y aumentar su vida útil de manera notable, evitando que quede en desuso y también evitando que las personas tengan que invertir en una nueva.
El proceso de restauración
Cuando se acude a talleres profesionales de restauración de bicicletas, el proceso comienza con la planificación, en la que el usuario tiene que explicar qué quiere conseguir con la restauración. Lo que casi siempre se busca es que el modelo vuelva a quedar como ‘recién salido de fábrica’; pero no siempre es así, ya que en otros casos lo que se buscará es modernizar cada uno de sus componentes, manteniendo el aspecto clásico.
Después de eso, los talleres se ocupan del tratamiento técnico y estético del cuadro, dependiendo de lo que el usuario haya solicitado antes. Cuando eso se ha completado, se restauran todos los componentes gastados o dañados, sean utilizados los clásicos o incorporados modernos componentes, a juicio de la solicitud anterior.
Tras esto, se van añadiendo el resto de los componentes estéticos y funcionales de una bicicleta, como el sistema de frenos, cadenas, las luces o sillín, dependiendo siempre del acabado que quiera el usuario para su bicicleta, ya que en este último paso donde se pueden personalizar mucho los resultados.
Restaurar una bicicleta antigua puede ser una decisión inteligente desde el aspecto ecológico, económico y nostálgico. Tener una bicicleta clásica restaurada y funcional, sin duda, es mucho más que una buena decisión.