BARCELONA (La tarde) – Miles de catalanes cantaron, cantaron y ondearon banderas mientras marchaban por Barcelona el sábado (11 de septiembre) pidiendo la independencia de la región de España.
La marcha, organizada por la Asamblea Nacional Catalana (ANC) de base, fue la primera desde que el gobierno español indultó a nueve líderes separatistas catalanes que habían sido encarcelados por su papel en un intento fallido de independencia en 2017, que fue la mayor crisis política de la España en décadas.
La mayoría de los manifestantes se cubrieron la cara. La policía dijo que participaron unas 108.000 personas. La ANC estima el número cercano a los 400.000.
El número fue menor que en 2019, cuando alrededor de 600.000 marcharon, y el año pasado, cuando solo se organizaron pequeñas protestas estáticas para cumplir con las restricciones de Covid-19.
Algunos de los nueve políticos y activistas indultados asistieron a las protestas del sábado.
En Cataluña, el 11 de septiembre marca La Diada, el aniversario de la caída de Barcelona ante las fuerzas españolas en 1714 y ha estado marcado durante la última década por mítines separatistas.
“Por primera vez en cuatro años, nueve personas muy especiales volvieron a participar en La Diada. Los presos políticos están de vuelta en las calles”, dijo la presidenta del ANC, Elisenda Paluzie.
El activista cultural Jordi Cuixart, que se encontraba entre los detenidos, instó a la multitud a seguir luchando por la independencia.
“Los que nos piden que pasemos página y no quieren que luchemos por la autodeterminación … ¿Cuál es el plan de España para Cataluña? Ninguno. Solo represión y más represión”, dijo.
Las protestas se produjeron en un momento de menor tensión entre Barcelona y Madrid que en años anteriores, ya que los gobiernos central y autonómico favorecen el diálogo a pesar de sus opiniones opuestas sobre la independencia.
Está previsto que los gobiernos central y autonómico se reúnan la semana que viene en Barcelona para reanudar las negociaciones sobre el conflicto político en Cataluña, que está paralizado desde febrero de 2020.
El primer ministro español, Pedro Sánchez, aún no ha confirmado si asistirá, y las conversaciones corren el riesgo de verse eclipsadas por un reciente enfrentamiento entre los dos gobiernos por el aeropuerto de Barcelona.
El gobierno español ha dicho que está cancelando una inversión propuesta de 1.700 millones de euros (2.700 millones de dólares singapurenses) para ampliar el aeropuerto, diciendo que no cuenta con el apoyo de las autoridades regionales, que han cuestionado su potencial impacto ambiental y acusan a Madrid de actuar deshonestamente.